Autora : Doris Sánchez
Mucha gente vive un en un mundo inferior donde las cosas dejan de tener importancia y lo que antes fuera un objetivo de vida se convierte en algo inservible para avanzar hacia la luz, cuando la gente fallece cambia de vida supongo, de olvidan las preocupaciones, ese mundo desconocido siempre se nos ha dejado ver como el descanso eterno donde todo es alegría y mucha paz, pero yo me quiero referir al estado de mucha gente que todavía conserva la vida y que a penas la valoran porque han perdido sus ilusiones y objetivos de vida a causa de errores propios o ajenos, pero en conclusión se enfrentan a un mundo nuevo que no son capaces de afrontar. El mundo sigue girando y las situaciones o se complican o se arreglan, lo intentas una y mil veces sin éxito y te preguntas ¿qué está pasando? Pero no escuchas más que el silencio de la quieta noche igual con agua cayendo del cielo sobre tu tejado y te ves ahí mirando por la ventada en plena madrugada cuando los vecinos duermen o simplemente debajo de un montón de cartones que se han convertido de la noche a la mañana en tu nueva morada porque lo has perdido casi todo, hasta las fuerzas de luchar.
Hay mucha gente por la calle o en la soledad de su entorno con la mirada perdida, no sé si
de hambre o de indefensión, tal vez faltos de cariño o apego a alguien que sí le
importe su suerte, que le de los buenos días o que al menos le regale una
sonrisa. En algunos casos no existe la
ausencia material porque se tiene todos los ingredientes para presuntamente ser
feliz, pero la felicidad no tiene moneda de cambio, el dinero no brinda salud
aunque sí puede favorecer su continuidad con una asistencia
sanitaria más personalizada y cuidados especiales pagados por cuenta propia. El
mundo marea mi cabeza porque aunque tengo muchas preguntas, no soy capaz de
entender las respuestas si es que las estoy recibiendo, ojalá las cosas
cambien.
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