Autora : Doris Sánchez
Cuando en el
mundo hay miseria por todos lados me atrevo a sopesar ambas situaciones, la
vida del pobre y la vida del rico. Con
frecuencias relacionamos la falta de felicidad con el dinero, visualizamos una
situación más acomodada que nos permitirá mejor calidad de vida incluso lujos y
por qué no, hasta presumir delante de
los que aseguramos nos mirarán con una envidia infinita. El grado de felicidad es algo complicado y casi imposible de definir.
He visto en la Tele las dos caras de la
moneda, un programa que se dedica a enseñarnos lujosas residencias cuyos
propietarios aceptan responder a ¿quién vive ahí? Lo mejor de todo es cuando le preguntan ¿cuántos metros tiene esta vivienda? Que son
muchísimos, lujosas mansiones con varios pisos y estancias, piscinas
interiores y exteriores y yo me pongo a
pensar en la cantidad de viviendas
que se pudieran hacer en tanto terreno para albergar a los cientos y
miles de sin techo que deambulan por las
calles de las ciudades españolas, lo que sería ilegal. La otra cara de la moneda refleja la miseria inhumana en la que viven familias españolas, niños conviniendo en chabolas junto a vertederos de basura, plagas de ratones, drogas o jeringas infectadas, prostitución, sin escolarizar y sin un pedazo de pan para engañar a su estómago. El poder económico no determina el grado de felicidad, he sabido de personas millonarias, que teniendo su dinero en misma vivienda, han muerto en la más absoluta soledad incluso indigencia.
¿Por qué se quitará la vida o sufrirá profunda depresión gente que lo
tiene aparentemente todo? Muchos ricos abandonarían su fortuna sin pensarlo dos veces para obtener algo a cambio. Ayer mismo
veía el programa “Entre todos” (que conduce Toñi con sobrado encanto personal) que se
emite en la primera, y el que unos padres desesperados pedían ayuda urgente
para dar una mejor calidad de vida a sus cinco hijos, he visto en esa señora reflejada a mi madre con sus 7 hijos pero también mi propia vida como madre y el gran amor que se tiene a los hijos que
te hace mover montañas y colocarlas en el lugar que a ellos mejor convenga. Eduard Punset se refirió a la falta de
felicidad de los que lo tienen todo
como el miedo a tener tanto que lleva a
muchos ricos a sentir un vacío, una necesidad de llenar espacios con otras
cosas que no cuestan dinero. El afecto,
la solidaridad, la compasión, comprensión, el respeto a la forma de ser y
actuar de las personas con sus cinco sentidos en buen estado. Este hombre que me encanta escuchar dice que para ser feliz hay que tener la sensación de que controlas algo pero, ¿No controlan los ricos sus riquezas?. Es comprensible que muchas personas no sean felices porque ese derecho les ha sido arrebatado.
Cuando
alguien que tiene poco o nada hace una obra de caridad renueva su corazón, ayer lo he visto,
desempleados, jubilados, personas con necesidades unidas a favor de los demás,
seré repetitiva cuando digo que de nada sirve tenerlo todo cuando estamos
rodeados de gente con muchas necesidades, que muy cerca de una zona lujosa y residencial
o de lujosos hoteles en cualquier país
del mundo, busquen en la cercanía que
ahí estará reflejada la pobreza. Los años más
felices de toda mi vida los pasó en mi niñez (junto a mi madre y mis 6 hermanos) y cuando mis hijos eran pequeños, fueron
tiempos muy duros a nivel familiar pero eso nos mantenía unidos y como familia
éramos solidarios, el amor aumentó y las muestras de cariño llegaban cuando
menos se esperaban. Cuando hay
dinero los espacios de la vivienda son
más amplios y se propicia que cada
miembro de la familia tenga su propio espacio con habitaciones todo incluido,
los equipos electrónicos se convierten
en prioridad hasta en comidas
familiares.
Si preguntas a cualquier persona ¿Eres feliz o, qué te haría feliz? unos responderían tener un trabajo, estar con mi familia, tener salud, reconciliarme con alguien, viajar, tener un hijo, encontrar el amor... Si le preguntas a un rico igual te respondería "Tener compañía" porque muchos ricos aunque estén rodeados de personas se sienten muy solos y muchas veces se preguntarán si quienes están a su lado lo estarán por amor o por su dinero? ¿Has sentido ganas de que alguien te abrace, que toque tus manos con suavidad o que te pase la mano por el pelo o te diga lo bien que te sienta el traje que llevas? el ser humano necesita en todas las edades, condiciones económicas y circunstancias distintas muestras de afecto, sin necesidad de pedirlas.
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