Autora : Doris Sánchez
He pasado tiempos turbulentos en los que la paz
emocional y espiritual parece no estar estando, he
sentido tantas sensaciones
que mi cuerpo se siente renovado y experimentado porque toda situación deja su
recompensa o al menos experiencia. Me
pregunto muchas veces cuál será el objeto de mi vida y llego a la conclusión
que es seguir creyendo en mí misma, en mis ideales y convicciones, en mi
capacidad de superar todo lo que se me ponga delante y como guerrera librar
cada batalla dando lo mejor de mi persona y principios bien inculcados. Me pregunto lo que estará pensando en estos
momentos cualquier persona de distintos estratos sociales, en cualquier ciudad o país del mundo y
no tengo ni la menor idea, pero sí que conozco lo que estoy pensando y hacia donde deseo
se deje ver la luz que siempre será al final del túnel, y que no es siempre
donde se encienden las luces de mi
mente. Espero una respuesta y ese día
llegará y cuando así sea, con toda seguridad lo podré compartir porque soy
creyente y cada día de mi vida lo dejo en manos de Dios aunque he de confesar
que a veces me desespera la impaciencia y tenga intenciones de resolverlo por
cuenta propia. Paciencia es una palabra
que me encanta y de la que todavía me queda todavía tanto por aprender.
Reconozco que no hay mal que dure
cien años ni cuerpo que lo resista, tengo la vida y eso ya es mucho, cuando
respiro lo valoro y si me falta el aire me apresuro a coger una bocanada que me dure lo necesario según la capacidad de mis pulmones. Si el dinero no hace la felicidad, igual el
recibir afecto de los que te rodean te puede cambiar la vida, por eso adoro los
abrazos y jamás me he negado a ellos sobre todo cuando se hace de corazón, a veces no lo digo pero de lo que soy que es poco lo agradezco a personas que me impregnan con la fragancia del buen perfume haciendo feliz a mi corazón y les permite adentrarse en el fondo mismo de mi corazón para conocerme mejor y descubrir aquellos secretos que a veces me resisto a dar a conocer y cuando lo hago al menos compruebo que todavía queda gente pendiente de los demás, gracias del alma.
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