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sábado, 25 de enero de 2014

¡Vámonos!


Autora  :   Doris Sánchez
Intentaba aparcar en Bertamirans y mira lo que tengo delante, ¡una hermosa moto cual figura esplendorosa parecía la de una modelo lista para desfilar  por la pasarela en un concurso para elegir a la mujer más bella del universo! no me lo pensé dos veces y alcancé a ver un bar lleno de gente y algo me dijo, el dueño está dentro y así pasó ¿Quién es el dueño de la moto?  con seriedad pregunté, un señor me preguntó si me molestaba  y más bien no le respondí, ¡que venga el dueño que quiero hacerme una foto! le dije con una gran sonrisa que dejó asombrado hasta al dependiente del bar, todos miraron hacia una mesa en la que se encontraba el hombre buscado, y que jugaba una partida de algo que no alcancé a ver desde la puerta porque no entré, éste miró con el rabo del ojo hacia la puerta y dijo, espere un momento que acabo ya la partida, mi risa era más que convincente, salieron hacia la moto casi todos los señores que estaban en el bar, caray, ni una sola mujer en fin, el señor pensó que yo le quería hacer a él una foto en la moto lo que rectifiqué de inmediato y puse entre sus manos tanto la cámara de foto y del móvil por si acaso fallaba en alguna de las dos, me aseguré de que la moto estuviese bien aparcada y me subí para posar así de radiante para de una vez compartir la foto con mis contactos de Facebook. Ni se les ocurra pensar que me gusta pasear en moto al contrario, les tengo pavor solo pensar en un accidente y así se lo dejé saber al propietario que además se ofrecía para invitarme a pasear en ella.
Durante mi primera visita a Barcelona (que ha sido mucho antes que venir a Galicia) me volvía loca ver tantas motos y en un lugar encontré a más de 20 de grandes cilindradas y es que flipaba (como diría Teresa Abalde) no me imaginaba que fuera uno de los medios de transportes más utilizados dado el buen tiempo que allí casi siempre hace incluso en invierno, les hacía una y otra foto porque para que mucha gente creyera lo que le contara era necesario verlo con sus propios ojos, cuando veo una moto es que algo interior me dice, monta y haz la foto, para ello ando pidiendo permiso y si el dueño no está cerca, no queda más que hacer la foto desde lejos y marchar, en esta ocasión ha sido éxito asegurado. En Galicia llueve mucho pero eso no quita que haya gente amante de las motos y las tengan   listas   para salir  a pasear cuando hace buen tiempo.

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