Bienvenidos a la República Independiente de mi Casa

Autora :  Doris Sánchez 

Pasaba delante del comedor  de mi casa y sin pensarlo dos veces a seguidas me dirigí hacia mi despensa, estaba llena  con todos los alimentos que necesitaré por varias semanas, también el frigorífico contiene lo necesario   y en mi mente surgió un pensamiento, gracias Dios por todo lo que me das, porque cada día tengo  lo necesario para  mi existencia, sin excesos, con normalidad pero dentro de una conciencia  y reconocimiento de que  todo forma parte de un plan.

Intento recrear en mi mente a todas las personas que  a lo largo de mi vida han entrado en mi casa,  especialmente a los que han disfrutado de alguna que otra comida o aperitivo, sinceramente son más de los que  había imaginado.  ¿Serán esas personas conscientes de mi  buena voluntad o mejor dicho, siguen formando parte de nuestro entorno o han desaparecido  igual ocurre con  los cambios de estación durante todo el año? Los motivos de distanciamientos pueden ser muchos, por la distancia física, por el rompimiento de una relación, entre otros muchos motivos.  Tengo por costumbre hacer fotos a mis invitados antes de comer, aparece tanta gente que he quedado gratamente sorprendida y muy satisfecha, recuerdos para la posteridad, para mis artículos, para compartir con ellos mismos como una muestra de gratitud por corresponder a mi invitación.

La necesidad de compartir con los demás  lo que tengamos viene de una cultura o tradiciones propias de nuestros antepasados, igual  brota de nuestros sentimientos  en busca de cercanía con los demás, cuando se comparte algo se está diciendo muchas cosas especialmente dar las gracias por estar ahí cerca en momentos puntuales.  Dicen que soy buena cocinera lo que no es determinante, cuando se tiene la buena intención, hasta compartir una bolsa de  palomitas que solo requiere tres minutos en el microondas,  es   muy satisfactorio. 

Dios seguirá llenando mi despensa, mi frigorífico y también mi corazón que se resiste a desconectar su energía eléctrica en un intento desesperado de seguir aportando luz y permitiendo que brille la esperanza, si tienes algo para compartir  no lo pienses dos veces, hay gente ahí fuera necesitada de algo, hasta de un consejo, de una sonrisa, de un abrazo o de un “yo te perdono”  la vida es eso, un  largo camino interminable en el que nunca jamás debemos alentar  sentimientos dañinos  que perjudiquen nuestros deseos  y objetivos de vida, las distracciones en el camino no son buenas.

Dios mío, yo te pido con todas las fuerzas de mi corazón que bendigas a cada persona que ha entrado a mi casa y que me ayudes a perdonar cualquier ofensa que le haya preferido voluntaria o involuntariamente, te pido que si he sido ofendida, me ayudes a pasar página y a reconocer que no somos perfectos, que podemos equivocarnos y que el perdón  nos ayuda a liberar sentimientos encontrados que para nada benefician nuestro crecimiento espiritual.  Te pido que sigas llenando mi despensa y mi frigorífico pero también que me sigas permitiendo tener una puerta para abrir a gente  que igual no necesita de mí pero que  algo pueda yo aportarles para que sus días sean más satisfactorios.  En el mundo hay mucha gente buena, agradecida, noble se sentimiento y abundante de corazón, mucha gente sola que apenas tiene con quien hablar, gente que quiere contar sus cosas pero en su entorno hay mucha tristeza y soledad, ayudame por favor a encontrar a esa gente en mi camino o ponerme en el suyo todas las veces que consideres necesarias.

En la Última Cena Judas negó a Jesús tres veces, y este sabiéndolo  no fue capaz de pedirle que abandonara el lugar, de haberlo hecho  se habría evitado tanto dolor; a veces es bueno permitir que todo llegue hasta las últimas consecuencias para saber con quién contamos, si es que contamos con alguien, las valoraciones innecesarias no aportan nada, casi mejor imitar a Jesús y dejarnos llevar por nuestro instinto y  buena fe.