Autora: Doris Sánchez
Mi madre conservaba cosas importantes en su gavetero que
cerraba siempre con llave para evitar que pudiésemos curiosear y sobre todo
desordenar sus cosas tal cual las tenía,
guardaba celosamente la llave en su sujetador (sostén) o en algún lugar
secreto, no sin antes asegurarse de que no hubiese moros en la costa. Lo prohibido es lo que llama la atención por
eso, los siete hijos siempre estábamos al acecho para en el menor descuido localizar la llave y después a revolverlo
todo pero ahora me pregunto yo ¿buscando qué? Pues todo y nada, mi madre guardaba montón
de fotos familiares incluso de personas que no llegamos a conocer, como en
nuestro pueblo y en todo el país siempre se ha ido la luz especialmente por las
noches, a veces cuando ella estaba de risitas, sacaba voluntariamente sus fotos
y nos la iba enseñando de una en una dando detalles de quienes eran y los lazos
familiares que la relacionaban con los que en ellas aparecían, eso de la hija
de la hija de la prima lejana de su madre o padre era algo normal, lo anormal era que la historia se repetía una y otra vez y con avidez veíamos las mismas fotos como si fuese la primera vez.
Mi madre ahora está encamada pero estable gracias
a su salud de hierro, la veía dormir cuando de repente mis ojos se fijaron en
algo llamativo ¡La llave del gavetero estaba puesta! y no me lo pensé dos veces, di la vuelta a la
cama y me coloqué delante de él y casi conteniendo la respiración abrí una vez más aquellos enormes cajones que
tantos años atrás fueron parte de mi entretenimiento o mis travesuras, busqué todas
las gavetas, las abrí y pude ver su
contenido al tiempo que me invadía una gran satisfacción, había una gaveta en especial que llamó mi atención, la que contenía muchas
fotografías pero esta vez de la familia, personas todas conocidas por mí en sus
años más jóvenes, la foto de la primera comunión de mi prima, foto de graduación de médico de mi otra prima, primeras fotos de juventud de mis hermanas y mías muy pocas, tomé las más antiguas
y les hice fotos individuales y luego se las envié por correo a sus
propietarias hoy personas ya adultas, con hijos y que seguro esos recuerdos los
tenían olvidados. Lo he vuelto a hacer y no me arrepiento para nada, volvía a ser niña por unos instantes y me invadió una gran emoción. Mi madre estaba a mi lado y no me dijo nada
esta vez porque estaba muy dormida, y aunque estuviese despierta seguro que
tampoco me hubiese dicho nada porque ya soy mayor o tal vez porque ya no tenga ganas de poner impedimentos, cuando despertó se las enseñé todas y en vez de reproches recibí una gran sonrisa.
¡Me alegró volverlo a hacer después de tantos
años!!
Nota: De antes se usaba hacer a juego la cama con sus gavetas con el gavetero, revestidos de Formica, ella lo ha consevado como algo muy personal.
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