Autora : Doris Sánchez
Las cosas hay que hacerla pero hacerlas bien, mi madre solía
decir que es tiempo perdido dejar cosas a medias o hacer chapuzas, hagas lo que
hagas debes poner de tu parte y empeño en intentar alcanzar más de lo
esperado. Estos días he dedicado
demasiado tiempo a pensar y por si no lo sabían el pensamiento prolongado agota
mucho más que el trabajo físico, he estado tejiendo en mi mente varias mantas y
jersey de lana fina muy pura casi virgen y te aseguro que no ha sido ideando
convertirme en autónomo para ser mi propio jefe, porque no lo es. He estado comparando la situación que
encontré en Galicia a mi llegada desde la República Dominicana en el año 2003,
hasta el día de hoy y la estampa actual
es bien diferente, el poder adquisitivo, el trabajo, las familias, la morosidad
obligatoria en la que muchos ciudadanos serios y responsables han caído y no
por su culpa, he estado buscando al culpable y todavía lo no tengo localizado o
más bien están repartidos por toda la geografía española y tal vez moviendo
los hilos desde otras latitudes, pero existen.
Cuando llegué a esta tierra se veía la bonanza incluso gente externa
pensaba que las papeletas en euro se podían recoger en los contenes, que aquí
la vida era más que regalada, el efecto llamada no solo era un sueño, era una
realidad muy legal en la que el mismo Gobierno español firmó convenios con países
de Latinoamérica (incluso con la Secretaría de Trabajo de la República Dominicana) para traer personas contratadas para para el
cuidado de mayores, obreros de la construcción entre otros. La misma gente que ha tenido que retornar a
su tierra casi con una mano adelante y la otra detrás o siguen por aquí
cobrando el paro o con el mismo ya agotado.
Cuando leo el despilfarre del dinero público y el de las ayudas del Fondo Europeo tirado
por la borda me lleno de indignación, el derroche del dinero público, la mala gestión e inversión, el recorte de derecho, subida en artículos de primera necesidad, los carburantes y demás, que se haya desatendido a las
personas y recortados sus derechos, la impotencia de no poder hacer nada es la
que me puede, me agota y vence mis
aspiraciones de encontrar una explicación.
Sueño con una España mejor, que
vuelva a ser como antes, que haya trabajo y que la gente no entre en depresión
y pueda dejar de tomar ansiolíticos, que los niños y mayores
no sean los más afectados, me duele que los jóvenes españoles abandonen su
tierra por necesidad como mismo hicieron años antes sus padres o abuelos,
España merece una oportunidad, un cambio radical, un lavado de imagen y que la
gente recobre la confianza perdida. Mientras no se creen fuentes de empleo seguiremos estando mal, los ciudadanos
merecemos ser prioridad y el primer rescate que se debió hacer cuando miraron hacia el lado de los bancos. Nunca es tarde para retomar el buen camino, en manos de nuestros políticos está nuestro destino, el de nuestros hijos y el de las futuras generaciones que no olvidemos, ellos serán los hombres y mujeres del mañana, los que dirigirán el destino de esta patria que tanto amo, España.
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