Autora : Doris Sánchez
Se refiere así a la mujer que ha parido, pero también hay madres adoptivas, abuelas que asumen el papel de madre y también cuidadoras. Cuando la verdadera madre no está siempre habrá terceras personas que llenen ese vacío de la mejor manera posible pero hoy me quiero referir a la madre que ha tenido en su vientre muchos meses y ha cuidado de una persona que se gestaba en su interior, que le ha cuidado y luego de ver su carita decidiera cambiar su vida para ante todo ser madre. Me quiero referir a la que sufre y sacrifica sus propios gustos y deseos porque primero estaban las necesidades de sus hijos, a la que se quita el pan de la boca para saciar el apetito de sus hijos, me quiero referir a la madre que se detiene una y mil veces delante de un escaparate al ver algo que le gusta pero que nunca se llega a comprar, a la madre que se come el cocote, el pichirrín o las patas del pollo para dar a sus hijos la pechuga o los muslos, a la madre coraje que sin apenas estudios y ante la irresponsabilidad paterna carga en solitario con lo que considera es du deber, me quiero referir a la que nunca olvida que sus hijos merecen un mundo mejor y los prepara, física y mentalmente para que su vida no se parezca en lada a la vida que a ella le tocara, a la madre coraje que suma, resta y multiplica, que teje mil telarañas en medio de su sueño para intentar que las cuentas le lleguen a fin de mes.
El papel de madre es el papel más complejo que en vida nos pudiera tocar, aquel que se aprende con la experiencia del día a día, no lo conoces hasta que lo vives en primera persona. Una madre lo calcula y controla todo, desde que no falte lo más esencial en la despensa hasta las actividades escolares, que el uniforme esté limpio y bien planchado hasta las invitaciones a cumpleaños, primera comunión, fiestas de fin de curso y todo lo demás, pero ella truene, llueva y ventee siempre estará ahí en cada evento en primera fila "guiñando el ojo a sus hijos para hacerles saber que tienen el apoyo más importante"
Muchos años de lucha sin desmayo, por lo que no entiendo por
qué muchos hijos al hacerse adultos se van distanciando de sus madres. El caso reciente ocurrió hace unos días y del que se hizo eco la prensa ha ocurrido en Terrassa, Barcelona, dos
hijos bajaron de un coche y dejaron abandonada a su
madre ya mayor en un paso de peatones, con una nota en la mano con nombres y
teléfonos de sus ocho hijos ha sido lo más bajo
e inmoral, el desprecio menos merecido y la falta de respeto y
agradecimiento más penable de los últimos tiempos pero no es este el único caso, son muchos los mayores abandonados por sus familiares más cercanos especialmente por sus hijos, hay mucha gente sola falta de alimentos e higiene en sus propios hogares, mayores que mueren en la más absoluta soledad. La legislación española contempla artículos
específicos en los que se obliga a los hijos a tener responsabilidad con los
padres, esta pobre mujer toda
desorientada ha sido recorrida por gente de la calle que a tiempo llamó a la
policía. Una madre no merece este ni otro trato vejatorio todo lo
contrario, en mi país natal no existe tantos cuidados sanitarios para la gente
mayor, la Seguridad Social está al mínimo y cada familia carga con sus mayores con amor porque devuelven lo que en su momento recibieron.
Cuando aceptamos la maternidad sabemos que nuestro cuerpo y nuestra vida sufrirá un cambio brutal pero no pensamos en ello más bien nos invade una ternura infinita, ser madre es algo muy hermoso que se convierte en profundo dolor que te desgarra las entrañas cuando a cambio recibes el desprecio de tus propios hijos, sientes que lo hiciste mal, que no ha valido la pena y te pasas el resto de tu vida intentando descubrir qué hiciste mal y no encuentras la respuesta porque lo hiciste bien, casi mejor pensar que diste vida con amor y que eso te devuelva la felicidad, por esa clase de hijos casi mejor orar para que Dios les perdone y supla todas sus necesidades, que la vida le vaya bien y que sean felices, muy felices sobre todo que sus hijos les valoren en su momento.
Estamos en Semana Santa, buen tiempo para recordar a la madre de Cristo
que sufrió el calvario de su hijo, mi
mejor homenaje a estos días de Semana Santa es recordar a los hijos que no
todos tenemos la dicha de tener con vida a nuestra madre, lo que tengamos que decirle mejor ahora antes que ir a una tumba a desahogar nuestros sentimientos y hasta pedir perdón por lo que dejamos de hacer en su momento, por ella estamos en
el mundo y para ella siempre debe haber un espacio en nuestras vidas más, cuando
se hacen mayor y están desvalidas e
indefensas como estuvimos sus hijos cuando fuimos
pequeños, a ella se lo debemos todo y ¿por qué no permitirle disfrutar de
nuestra cercanía y merecidas atenciones?
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