Autora : Doris Sánchez
Esperamos tantas fechas señaladas para sufrir o festejar
pero las esperamos, hablaba con alguien que muchos años después seguía añorando
a un amor fallecido o distante, a un trabajo que ya no tiene, a unos sueños por
materializar, todavía hay gente que se pregunta, por qué me pasó a mí, por qué
me dejó por otra, por qué falleció mi ser amado, por qué no llegué a jubilarme
en el trabajo de casi toda mi vida, por qué perdí el piso que con tanto trabajo
había sacado, por qué y por qué…
El ritmo frenético con que está pasando todo no nos deja tiempo para respirar
pausadamente, ahí está el problema
cuando nos aferramos a lo que pudo haber sido y tal vez ya no será, quedamos agotados y no se sumar, restar o
multiplicar, un día descubrí que el intentar
rectificar lo ya imposible me
estaba robando parte de la existencia, un día un hombre me miró por la calle
con buenos ojos y sentí vergüenza porque reconocí que había olvidado que seguía
viva, ese día pensé que no valía la pena
malgastar un solo minuto de mi tiempo en
marear la perdiz, que había que dejar la
carga y seguir adelante con el cuerpo más ligero. Depende de cómo lo mires y lo sientas pero en
general hay tantas maneras de retener la
felicidad especialmente cuando se ha encontrado con gran dificultad, la vida es
un caramelo, síguelo chupando mientras puedas porque un día solo te quedará el
palito, que al final tendrás que tirar. Chupa la
caña mientras puedas y deja los bagazos donde nadie se pueda
resbalar.
Los sueños están ahí para poderse cumplir pero antes, debemos aprender a soñar despiertos o dormidos, es igual.
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