Autora : Doris Sánchez
Dic. 2010
El recuerdo de mi infancia me causa mucha alegría, he tenido la dicha de ser una persona desde siempre muy querida por todos aparte de ser muy hermosa. Con mi larga melena rubia y mis ojos verdes muy expresivos y mi piel muy blanca, lo que desencajaba con las característica de la mayoría de los caribeños y me convertía en alguien especial.
Mis padres tuvieron mucha preferencia conmigo a diferencia de mis hermanos, mis primas se peleaban entre ellas para peinar mi largo y sedoso pelo rubio. Nací después de dos hermanos algo morenos, tan blanca y tan rubia mi madre tenía miedo de que me robaran, me cuidaba tanto. Luego nacieron más hermanas rubias y se confirmó que yo era hija de mi padre que también era blanco y ojos verdes preciosos, los chismosos siempre tienen algo que decir.
Aparte de mi belleza era súpersimpática y extrovertida, locuaz y con facilidad de palabras lo que me convirtió en la elegida para todos los actos de la escuela, hasta para subir la bandera. Me eligieron para en nombre de mi escuela ir ante el Presidente de la República a pedir cosas para el plantel escolar. Como estudiante era astuta no inteligente, de los números ni hablar, siempre suspendía las matemáticas me gustaban más las letras, pero los profesores me tenían tanto cariño que valoraban más mis dotes artísticos (era una de las dos únicas cantantes en el curso) que los de estudiante, me pasaban año tras año de curso.
Siempre he sido muy coqueta y presumida, siempre arregladita y peinada con hermosos lacitos que pendían con delicadeza de mi pelo, mi madre cuidaba tanto de sus niñas, al día de hoy cuido mucho mi belleza exterior pero también la interior. Me gustaban todos los chicos guapos del pueblo, como me sentía algo famosilla me hacía de rogar, aún recuerdo mis primeros y tímidos besos ja ja la, ja, esos besos inexpertos pero tiernos, esas miraditas de complicidad, siempre usé mis armas de mujer aún sin saber lo que ello significaba, sabía que gustaba y me las ingeniaba para hacerles sufrir tan siquiera un poquito, pero nunca fui una presa fácil de conquistar.
En las fiestas del pueblo yo era una de las primeras invitadas, los chicos se turnaban para bailar conmigo, siempre me ha gustado bailar, fui candidata a reina de las Fiestas Patronales e invitada por los clubes 20-30, Rotario Internacional entre otros, a impartir charlas en las que me hacían sentir una persona muy importante.
Más tarde el propietario de la emisora de radio más famosa de mi pueblo me invitó para prepararme y convertirme en locutora, la idea me gustó y con permiso de mis padres acudía cada tarde a clases en la misma emisora, me enseñaban los locutores de turno hasta que por fin mi voz se dejó escuchar y nací como la revelación de la radio sanjuanera. siempre quise ser famosa, asociaba mi nombre con el de la gran actriz Doris Day, me decían me parecía a Angélica María que en ese entonces era protagonista de la telenovela Ana del Aire y como soñar no cuesta nada al día de hoy sigo soñando con ser alguien antes de abandonar este mundo.
Recuerdo yo era muy alta y delgada con un cuerpo delicadamente torneado, estrecha cintura y anchas caderas, tenía una elegancia al caminar, muy recta y erguida, los chicos me decían la modelo cosa que no me disgustaba para nada. Las tiendas de moda me requerían para modelar sus caros vestidos y yo encantada lo hacía, no me pagaban nada pero para mí sentir en mi cuerpo un caro vestido que no me podría comprar ya era bastante.
A mis 18 años me convertí en toda una buena locutora, con mi carné profesional obligatorio para ejercer profesionalmente en la República Dominicana y que al día de hoy conservo con mucho orgullo Era reconocida por toda la ciudad, todos querían ser amigos míos, los chicos de mi edad me llevaban rosas y detalles a la emisora, algunos solo me miraban y sonreían, los más atrevidos me lanzaban besos y guiños de ojos. Toda mi familia estaba orgullosa de mí, hice de maestro de ceremonia en grandes eventos sociales, artísticos, culturales, y era corresponsal para una columna artística de un famoso periodista de la capital Joseph Cáceres, el que con frecuencia publicaba mi foto y todo el pueblo me decía haberme visto.
La vida en los pueblos se estanca, yo quería irme a la capital donde tuviera más campo de acción, estudiar periodismo para luego pasarme a la televisión, pero mi madre no estuvo de acuerdo, porque muchos años antes mataron a un periodista en un huelga estudiantil, y ella pensaba a mí me podría pasar lo mismo. Años de radio y famoseo hasta que apareció en mi vida el que sería mi esposo y padre de mis dos hijos, me casé y me fui a la capital Dominicana pensando que realizaría mis sueños de estudiar periodismo, de hecho lo empecé pero quedé embarazada y fue necesario reposo absoluto para conservar a mi bebé en mi vientre, no me arrepiento.
Nota. Este escrito lo presenté en un curso para amantes de la escritura como una práctica más, requerida por su Director el escritor Francisco Castro. Escribimos como pensamos lo que no asegura que los demás coincidan con nosotros, igual a la vista de otras personas estoy exagerando o mintiendo, eso es lo atractivo del poder de la escritura que engancha y nos exige manifestar lo que sentimos aún corriendo el riesgo de no estar en lo cierto.
Porque no subes una de esas fotos cuando eras Reina de las fiestas patronales?
ResponderEliminarNo puedo porque nunca lo fuí, en el texto del artículo digo que fuí candidata a Reina de las fiestas. Representé en dicho certámen a las Fuerzas Armadas de mi pueblo. No conservo foto ojalá alguien me pueda regalar una.
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