Autora : Doris Sánchez
De casi toda la vida en cada hogar se conservaba esa joya
preciosa con todo esmero, siempre a buen recaudo y lejos del alcance de los
niños, el álbum de fotos familiar era
obligado para conservar esos recuerdos tan especiales, tiempos que jamás
volverán pero que nos dejan la posibilidad
de compartir con familiares y amigos, enseñar nuestras fotos de pequeños cuando nacimos, la primera vez que
fuimos a la escuela, el bautismo, la primera comunión, la fiesta de nuestros 15
años o nuestro primer viaje en avión. La
foto de nuestros padres de jóvenes o cuando se dieron el sí quiero, o las de nuestra propia boda, o sus
rostros enrojecidos ante nuestro nacimiento o el nuestros
hermanos. Esas fotos familiares al
completo y donde aparecemos con unas pintas ahora inimaginables. Recuerdo una foto de mis abuelos en la que mi abuela tenía la mano puesta en el hombro de mi abuelo, cosa que nunca entendí por la gran diferencia de altura entre ambos,. Las modas
cambian con el paso de los años, nos reímos de esos pantalones acampanados, o
con el afro que una vez estuvo tan de modas y que ahora intenta regresar. Las altas plataforma ahora de modas, y esas
prendas que ahora quisiéramos tener en nuestro armario con eso de la moda "Retro o Vintage". Mi madre conservaba las fotos familiares en
una bolsa de tela que recuerdo muy bien, estaban en la segunda línea de gavetas (cajones) y en el centro mismo del gavetero de formica que tenía en su habitación y el que mantenía con llave porque solíamos
desorganizarlo todo y luego no aparecía el responsable, así ella mantenía el
control y nadie podía tocar esas fotos sin su permiso. Ahora me pregunto por qué disfrutábamos tanto verlas repetidas veces, siempre como si fuese
la primera vez, nos reíamos de nosotros mismos
y de esos cumpleaños que nunca se pasaban por alto, año tras año todos
en mi familia, incluso mis hijos tuvieron ese biscocho, conforme la situación económica era o más grande o más pequeño, incluso lo
hacíamos en casa cuando no había más posibilidades pero lo celebrábamos con
toda la alegría del mundo, con los niños de la familia y todos los del barrio.
Lourdes Lara (mi ex compañera de trabajo en el Banco Central y amiga dominicana) ha tenido la genial idea de subir a su Facebook una página de su álbum de fotos familiar, ella
recreaba sus recuerdos pero me despertó recuerdos que siguen estando vivos en
mi memoria y mi corazón, para ella fotos
muy importantes de su vida que ha querido compartir con sus amigos lo que mucho agradezco porque también ha sido
la motivación de este artículo. Si no
mantenemos vivo nuestro pasado poco disfrutaremos nuestro futuro, por esta razón reiteradamente
pido a mis familiares y amigos, aportarme fotos de mi infancia o
primera juventud ya que pocos recuerdos
en imágenes tengo porque se han extraviado con tantos cambios de
vivienda dentro y fuera de mi tierra amada. Si tienes álbumes de fotos en
casa, reúne a todos en la familia así como hacíamos antes, con amigos y vecinos además, invéntate un
refrigerio o algo parecido incluso una fiesta con ex compañeros de
estudios o de trabajo, saca toda tu
artillería pesada y te aseguro que tendrás una velada encantadora que jamás
podrán olvidarán los presentes que serán los más sorprendidos, se alegrarán de que con el paso de los años
todavía conserves tan hermosos recuerdos.
Las nuevas tecnologías han cambiado al mundo y el que no tiene conocimientos
informáticos se pierde de muchas cosas, de ahí la importancia de enseñar a
nuestros mayores a navegar en la red informática, o al menos mostrarle a sus familiares esas fotos
ampliadas en la pantalla del ordenador o el televisor, lo que ya es posible.
Si deseas dar una alegría a personas que aprecias, muéstrale o regálale una foto suya de antes, puede pasar dos cosas, que se ponga feliz o que la rompa porque le disguste su anterior aspecto, en mi caso prefiero las fotos de ahora porque de joven era demasiado delgada, casi transparente. De todos modos si alguien conserva fotos mías, os agradeceré hacérmelas llegar para conservarlas para mis nietos o biznietos, o para reírme cuando tenga ganas de recrear mi pasado.
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