Autora: Doris Sánchez
A todo lo que me cuesta esfuerzo y exija responsabilidad, a lo que no me gusta
porque me hace sentir mal, renuncio al trabajo diario, a la lucha por la vida,
a la situación que vive el mundo, renuncio
a todo lo que no me motiva una
sonrisa, renuncio a que me digan verdades que hieran mi ego personal, renuncio a ver las noticias que a
diario me causan inquietud, renuncio a
privarme de los placeres que me niega la vida, renuncio a lo que me da la gana pero renuncio, porque
así evado la responsabilidad que me
corresponde. Yo renuncio a todo lo que
cueste dinero porque no tengo los
recursos económicos necesarios para presumir de ello, renuncio a las marcas y las firmas,
renuncio al buen calzado, renuncio a las rebajas, renuncio a la gente que
pregunta por mí cuando ya no es ni mi amiga, renuncio a todo recuerdo borroso
del pasado que entristece mi vida y hasta mi corazón, yo renuncio a que me ofendan pero también renuncio a que
me roben el poquito de felicidad que me queda, yo renuncio, y renuncio y
renuncio!! No,No, No, Noooooo
Todos renunciamos a lo que haga falta como una manera de salir airosos de
cualquier situación, nos sacudimos la falda como dice la canción del
gallo, sacudimos y pie pa qué te tengo!!
A correr se ha dicho pero vuelvo a lo mismo, la vida no nos lleva en posición
recta, nos lleva en círculos que van y vienen, y lo que dejamos estancado por
ahí en algún lado, vuelve a colocarse de frente
y nos topamos con esa realidad que perteneció al pasado. ¿Por qué somos tan dados a renunciar, cuando no conocemos lo que nos espera más allá?
renunciamos a entrar por esa puerta entreabierta con un signo de interrogación,
si hacemos el Camino de Santiago por ejemplo, no tiene ninguna gracia que
paremos a mitad del camino y demos marcha atrás, renunciamos sin motivos
aparente pero lo hacemos una y todas las veces que hagan falta, sabemos lo que queremos pero no estamos
dispuestos a pagar el precio para obtenerlo, y decidimos esperar las rebajas, donde no aparece todo lo que deseamos porque se agotan aquellos artículos más
tentativos y a mejor precio, no quedan tallas de ropa ni calzados que nos queden, eso es lo que hay, o
lo tomas o lo dejas. Así son los sentimientos y los más astutos compran lo que sea, si es muy grande mejor porque luego lo entallan a medida con su silueta.
¿Qué nos está pasando? Estamos dejando de valorar la vida, las noticias son cada más duras, la gente está perdiendo el norte, vamos hacia donde no sabemos que vamos pero vamos porque los demás andan hacia ese lado, me pongo sombrero porque con el invierno el pelo se estropea y otras señoras lo llevan, yo también!! Pero, realmente esas señoras se sienten a gusto con llevar sombrero, no les molestará? Habría que preguntárselo pero de momento, yo los llevo para verme igual de monas. ¿Qué haces?, ¿hacia dónde va tu vida?, ¿cuáles son tus gustos?, ¿tus sensaciones?, ¿tus pareceres?, ¿eres feliz?, ¿te apetece despertar cada día con la vida que llevas, como si fuera el bacalao a cuesta mentao? Yo te diré mi parecer y es en serio, cada día de mi vida despierto pensando si soy feliz, y la verdad que la respuesta es algo complicada. Para ser feliz hace falta una serie de factores tan diversos que se complementen entre sí y que en su conjunto den un aprobado ¿difícil no? Pues sí, casi mejor sigo analizando mi yo interno y lo continuamos en otro momento.
Tomad buena nota por favor, los puntos cardinales son: Norte, Sur, Este y Oeste!! Dejad de hacer pucheritos con vuestras vidas y echadle todas las cucharadas de azúcar que haga falta para quitarle el sabor amargo, seguid tirando del carro porque los caballos ya están cansados y todavía queda mucho camino por recorrer, a menos que alguien desee abandonar este mundo a destiempo, yo no!!
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