Autora : Doris Sánchez
Cada persona reacciona de distinta manera ante situaciones complicadas, nos ponemos nerviosos y lo demostramos de distintas maneras, unos se frotan las manos, otros se les debilitan las rodillas causando mareos o llegando a sufrir desmayos, nos sudan las manos o la frente, o damos vueltas al anillo o pulseras que llevamos, otros quedan mudos o hablan con dificultad, las emociones brotan a la vista de los demás cuando a veces pensamos que lo tenemos todo controlado pero no. La incontinencia urinaria pudiera ser una reacción nerviosa, alguna vez habrás colocado las manos debajo de una mesa para esconder sus temblores o tal vez toques de manera compulsiva el pelo, una oreja o pendiente, mover las piernas tambaleantemente ante una entrevista muy importante ya sea sentimental o laboral (esta última que para muchos se convierte en un mal trago). Todos habremos tenido alguna vez al menos un recuerdo fruto de un momento muy comprometido y lo entiendo porque yo también he pasado los míos.
Los momentos más importantes de nuestras vidas queremos que
sean perfectos, un cumpleaños, comunión de los hijos, bautizos, cumpleaños, un
aniversario de bodas, comidas y cenas familiares en fechas tan importantes como
la navidad, nos esforzamos en que todo
salga a la perfección pero olvidamos que factores tan importantes como el
control de los nervios determinará el éxito o fracaso de la velada. Si te has casado u organizado la boda de alguien cercano me
entenderás mejor, una boda es algo tan importante, el final de un antes para
iniciar una vida futura junto a alguien que elegimos para ello y ser además el
padre de nuestros hijos, muchas tensiones, imprevistos que surgen, que si va a
llover o si no, si el traje vino con desperfectos, entre cientos de circunstancias que amenazan con aguar la
fiesta pero en este caso, los nervios vinieron de la mano de la novia que de esa forma expulsó toda la tensión contenida, es
normal cuando se cuenta con la complicidad de familiares y amigos y más de quien oficia la ceremonia, lo que más extrañé es que después de la risa incontenida casi siempre
viene el llanto pero no fué así.
Este ha sido un feliz comienzo de historia de amor, que la risa le dure para
toda la vida en unión matrimonial.