Autora : Doris Sánchez
Tengo un compañero de piso del cual hago referencia en
varios artículos, mi vida tiene un punto
de alegría con su compañía todas las
horas que estoy en casa, porque no me puede acompañar a pasear que con agrado
lo permitiría pero no es posible. El
periquito "Blue" (azul en ingles) llegó a mi casa sin ser invitado un día cualquiera de mi vida,
aunque es un pequeño plumífero me hace saber en todo momento que está ahí apoyándome
en todo con sus repetidos pui, pui pui (igual se cree que es un pollito) Nos parecemos tanto que a veces me asusto, me
estará robando mi personalidad a veces pienso,
si el día está de lluvia se recoge en una esquina de su jaula y mete la
cabeza debajo de sus alas para guarecerse del frío, mientras yo me cobijo bajo la
manta y me recuesto en el sofá a escuchar música o ver la televisión, si hace
buen tiempo o es un día soleado se pone todo alborotado y sus vuelos de un
lado hacia el otro de su pequeña jaula
me parecen indicar que debo dejarle en libertad pero tampoco puedo, porque
podría morir ya que está habituado a temperatura distinta y poco espacio para que le impide volar. Si pongo música se alegra y salta cual buen dominicano a ritmo de merengue o
bachata.
Que no te lleven la contraria
ni te reprochen es bueno, pero más bueno resulta que mandes a callar y se haga
silencio sepulcral, de momento tengo el
mando y la situación está totalmente controlada, somos dos pero en casa mando
yo, eso él lo entiende perfectamente. Este día está muy soleado desde tempranas horas de la mañana (cosa rara por estas fechas en Galicia) y como siempre que
ocurre lo saco a tomar el sol,
se pone como loco de contento y hasta sociabiliza con otras aves que aparecen
por el lugar y eso le cambia la vida, es el mejor
compañero de piso del mundo, el día que me falta la verdad ya me preocupa si lo podré superar porque le echaré de menos, otro como
él sin duda a mi casa jamás entrará porque tampoco me apetecerá, todo el que
tiene una mascota me entenderá y de seguro si ha perdido alguna, en este
momento sin dudas con mucha ternura la recordará. Las aves deberían estar en libertad como también otros animales que mantenemos en cautiverio, ha sido un regalo que no pude despreciar, si tuviera la seguridad de que sobreviviría a la libertad, hoy mismo lo dejará volar, como me sugiriera mi hermana, vete al parque más cercano y déjale volar!!!
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