Autora : Doris Sánchez
Para todos los padres cada inicio de curso es más que un
rompe cabezas, el listado de peticiones venidas de todos los centros escolares
no dirime entre las posibilidades económicas de unas familias y de otras, me
preocupa el cambio de textos escolares, cada año las cosas varían, los
artículos suben de precio y los directivos de las escuelas no se aprietan el
pulso para reclamar más y más, a veces olvidando los tiempos de crisis, no
tengo hijos en edad escolar pero como madre y en solitario he tenido que vivir
esa asfixiante etapa de mi vida donde a pesar de las ayudas que me aportaban en
mi centro de trabajo para costear los mismos, siempre venía el quebradero de
cabeza.
En mis tiempos de estudiante existía la alternativa de acudir
al canje de unos libros por los del año siguiente, de la compra y venta de
segunda mano y hasta del intercambio entre conocidos, las familias iban pasando
los uniformes del más grande al más pequeño siempre que fuesen del mismo sexo
claro está. En El Caribe el asunto es más de casa pero en España a pesar de
ayudas en comedores y otras sigue haciendo falta más solidaridad en relación a
gente que desea que sus hijos estudien pero que no cuentan con lo mínimo para
hacer de esta pretensión una realidad. ¿Por
qué hay niños que no estudian, porque no quieren o porque así lo decidieron sus
padres, o será porque si no cuentan con recursos para comer mucho menos para
solventar tantos gastos que genera un período escolar? Extremos en que niños llegaban a sus escuelas
sin merienda y sin desayunar, una Comunidad Autónoma española que descubrió la triste
noticia puso manos a la obra para desayunar a esos niños incluso darles de
comer hasta en período de vacaciones. En
España la situación es complicada por la gran cantidad de parados, familias
enteras donde apenas entra en casa la prestación por desempleo de uno de los miembros de la
unidad familiar, o donde viven todos apiñados malviviendo con la mísera pensión
de los abuelos (casos que cada día más se multiplican).
Habría que poner un control porque eso de que los centros escolares hagan tantos cambios de textos no beneficia más que a los comercios, las protestas de los padres se repiten cada año con justa razón. Los médicos siguen avisando del daño que ocasiona a la espalda de un menor con el abundante peso de las mochilas, casi mejor las que se llevan rodando que las que se colocan a la espalda.
Hago público mi reconocimiento y valoración
a todos los padres que hoy caminan hacia distintos centros escolares con sus
hijos de la mano durante muchos días de sus vidas, especialmente aquellos que haciendo malabares o recibiendo la
caridad de de los demás pueden ver continuado el sueño de que sus hijos
estudien para que tengamos mañana un mundo mejor, felicito a las madres
o padres solteras (os), tutoras o divorciadas, a las tías o abuelas
(que a veces con la espalda encorvada y lento caminar sirven de canguro para que las nuevas generaciones familiciares que les sucederán avancen hacia el progreso, todos en conjunto anidan bajo su protección y representación a un menor o joven que vaya a la universidad, por su dedicación y
entrega, por el gran esfuerzo que espero en un futuro sea recompensado. ¡Feliz inicio de año escolar!
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