Autora : Doris Sánchez
Hace poco tiempo publiqué un artículo en el que me refería a la risa que me atacó luego de una estridente caída en la calle donde muchas personas se detuvieron a ayudarme a levantar del suelo donde caí como si fuese una guanábana madura presagiando lo peor, un lector comentó lo raro es que rieras y no entendía el por qué de esa reacción, tenía toda la razón porque ni yo misma sabía qué me había pasado y sus consecuencias futuras. La risa más que un reflejo de alegría interior también puede ser nerviosa igual un mecanismo de defensa para reflejar lo que realmente deseamos transmitir a los demás, ahora me entero que cuando estoy triste no deseo contagiar a los demás, cuando me embarga la nostalgia o preocupación por asuntos personales, familiares o de la economía que en general que involucra a todos, no me siento a gusto quitando a mis lectores esa alegría que mucho me empeño en recomendar retener contra viento y marea.
Asuntos familiares y personales me han tenido algo alejada del teclado,
también las últimas noticias muchas de ellas desalentadoras para la gente que
alberga esperanza en cambios que beneficien a la clase más desesperada, el mundo sigue
estando revuelto, con elevado índice en la tasa de desempleo, la gente está rozando niveles
mínimos y lo veo a diario en los contenedores de grandes superficies comerciales
especialmente en los supermercados, ahí esperan las toneladas de comidas que
tiran caducada o a punto de caducar y me pregunto yo ¿no sería
más humano dársela en sus propias manos? Igual las normas vigentes no lo permiten pero
señor, cambie las cosas y sea parte de una sociedad que espera salir de la crisis
y ver aflorar la sonrisa en sus labios. Cada día de nuestras vidas intentemos reírnos de nuestras propias cosas, poner el lado amable a las circunstancias y pensar que nada dura para siempre, que igual gira la tierra nuestra situación irá dando pasos agigantados hacia la solución y obtención de todo aquello que nos haga falta, que tranquilizará nuestro espíritu y nos premiará con un sueño reparador cada noche de nuestros días.
Os deseo a todos un feliz día, ya estaremos más en
contacto y muchas gracias por vuestra paciencia, por no abandonar este blog a
pesar de mis ausencias por causas ajenas a mi voluntad.
Este artículo lo publiqué cuando me informaron que ya la salud de mi madre no se podría recuperar, quería seguir escribiendo como antes pero estaba bloqueda, ya no podía ni pensar con frescura, el dolor oprimía mi corazón y sentía ganas de gritar un dolor desgarrador que me consumía durante meses sin poder pronunciar palabras porque era algo muy familiar y privado, ahora que mi madrecita ha fallecido he vuelto a leerlo y entendido mis propias palabras, ella está en el cielo ya descansa y tiene paz, no sofre y seguro estará feliz junto a mucha gente conocida.
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