Autora : Doris Sánchez
No se lo podía creer, de ser el
titular oficial de su casa de repente se veía allí acorralado utilizando menos de la
cuarta parte de la vivienda que le
permitía moverse holgadamente por todos
lado, era peor que una invasión de alienigenas
y estaba dispuesto a pelear por lo que consideraba hasta ese momento un
territorio de su propiedad. Habían
llenado su casa de objetos extraños y ante la desconfianza finalmente decidió
guarecerse en un rincón a esperar el desenlace final y lo entiendo porque no le
quedaba otra cosa.
Algo bloqueaba su libertad, los intrusos le estaban haciendo pasar duros momentos que igual no se merecía, optó por guardar absoluto silencio a sabiendas de que ¡¡¡En boca callada no entra moscas!!! Pasaron justo dos días y la cosa seguía igual, ni mejor ni peor. Decidí intervenir a favor del presunto perjudicado pero nada, era cosa de aceptación y ahí no podía ayudarle aunque quisiera.
Cuatro en total han sido los obstáculos que cambiaron la
vida del propietario de la vivienda, en cuyo caso para nada debía intervenir ni
la Policía, tampoco la Guardia Civil ni los Servicios Sociales, pero él seguía
ahí sin entender nada hasta que poco a poco se fue haciendo a la idea de que lo
que estaba impidiendo su libre movimiento tal vez podría ser inofensivo y
que solo bastaría con probar.
El periquito Blue ha sido
premiado con aumento de mobiliario en su elegante casa dorada, con un hermoso columpio de color amarillo con
adornos llamativos y hasta una campanita, una enorme barra de alimentos con semillitas, esta vez
colgante a diferencia de los anteriores que bastaba con ajustar entre las
barras de su jaula y se podía posar sobre ella mientras la mordisqueaba,
Mi hermana al verle en cautiverio
me recomendó llevarlo al parque y darle la libertad, estuve casi a punto de
hacerlo porque me parte el alma verle entre rejas sin haber cometido ningún
delito y mucho menos haber sido sentenciado
por un Juez, no lo hice porque alguien me dijo que es un periquito doméstico
que si lo libero moriría porque no está acostumbrado ni al clima exterior mucho
menos a buscar sus propios alimentos que hasta ahora yo le suministro, buscarle
una parejita también sería otro problema porque se pelearían o tendrían crías y
aunque mucho me apetece ser abuela creo que no ha llegado mi momento, algún día
será y lo disfrutaré en demasía, de momento espero resolver esta cuestión satisfactoriamente. Como podéis observar, no ha querido posar para las fotos, prefiriendo así dar siempre la espalda como muestra de enfado ante los malos momentos que por culpa de su dueña está teniendo que sufrir en carne propia con todo y plumas que le adornan.
Nota: Me disculpo con mis lectores por problemas que estoy confrontando en el blog, que me está impidiendo ajustar los márgenes entre otros ajustes, espero resolverlo cuanto antes.
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