Autora : Doris Sánchez
A veces no entendemos nada y el pensamiento nos ofusca, creemos saberlo todo y nos enteramos de que no sabemos nada, que pese a los años vividos nos queda mucho por aprender y aceptar, cometemos errores como todo ser imperfecto pero deseamos tener a un culpable a la vista para quedar exentos de culpa, las caídas son para levantarse y el que no lo haga se quedará el último en la carrera de la vida. Cuando tengas un momento ve hacia un espejo y mira lo diminuta que son las pupilas de tus ojos, inimaginable que tenga capacidad para visualizar y luego almacenar en nuestro cerebro gran parte de lo que hemos vivido, junto a quienes hemos vivido y lo mucho que hemos recorrido en tan poco tiempo. Ver esas fotos en el vientre de nuestra madre, cuando nacimos y crecimos el paso de nuestra vida y asegurarnos de que hoy pese a todo, estamos todavía en pie y con fuerzas para seguir avanzando hacia la meta soñada.
No me gusta ser repetitiva pero todos soñamos con cosas que no siempre conseguimos pero sin esas intenciones la vida sería más aburrida y menos motivadora, si no tenemos propósitos casi mejor quedarnos acomodados bajo la sombra de un frondoso árbol y dejar el tiempo pasar, vendrán los amaneceres, atardeceres y anocheceres, y entonces ¿quién supliría todas nuestras necesidades? porque por bien que por más a gusto que nos sintamos en algún momento tendremos hambre y no estamos en el paraíso donde Adán y Eva tenían muchas manzanas a su alrededores. Es ahí donde entra el razonamiento de que algo debemos poner de nuestra parte y que por más que Dios nos ame, hemos de darle muestras de que no somos unos vagos, que la inteligencias nos ha sido dada para que la ejercitemos, para que analicemos los pro y los contra de la vida en la que cada paso que demos resultará en nuestro beneficio y traerá consigo respuesta a preguntas que a veces nos hacemos.
Deseo dedicar este artículo a todos los jóvenes cristianos con los que he compartido hace unos días, a los que he conocido desde que eran apenas unos niños y he tenido la oportunidad de volver a verles junto a sus respectivos familiares, novias (o) o esposas (o) porque ya son adultos y han decidido apostar por formalizar una relación sentimental (entre los que me encontré a un fiel seguidor, lo que me llenó de gran alegría) a todos ellos os felicito porque Dios creó al hombre y también a la mujer para que juntos formaran pareja y fortalecieran todavía más la relación, para que tuvieran descendencia, para que se amaran, respetaran y juntos formaran un solo ser, apuesto por los matrimonios jóvenes que han entendido que la felicidad puede ser compartida pese a tener juventud, la responsabilidad matrimonial es un regalo de Dios y espero que la dificultad de los tiempos que vivimos especialmente en lo económico sea pasajera pero segura estoy de que el amor todo lo puede, cuando se tiene la cobertura espiritual, Dios suple todas y cada una de las necesidades. Con los tiempos que vivimos es tranquilizante tener hijos cristianos, con lo perdido que está el mundo y lo mucho que sufren los padres que no duermen hasta ver llegar a sus hijos a casa. Las iglesias cristianas En Ameríca Latina y gran parte del mundo han visto aumentada la cantidad de creyentes y habituales visitantes porque es muy diferente a las demás iglesias, entre ellas la iglesia católica.
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