Autora: Doris Sánchez
Cuando niñas queremos ser mayores para poder maquillarnos y perfumarnos como mamá, usamos sus tacones, carteras, simulamos fumar y concertar una cita por teléfono, hablamos constántemente de nuestro futuro siendo tan solo unas niñas, deseamos tener uñas muy largas y bien pintadas, ir a la escuela nos parece injusto porque en nuestras mentes andan muchas telas de arañas, muchos sueños y deseos de que el tiempo pase para ser como mamá o como la vecina de enfrente. Ir a trabajar, al cine o a bailar.
Disfrutamos la niñez con nuestras muñecas y demás juguetes, con los mimos de la familia y esos alimentos siempre calentitos y a la hora indicada, es muy bueno no tener preocupaciones, nuestros padres se ocupan de llevar la contabilidad consiguiendo no siempre llegar a fin de mes, somos niñas pero anhelamos ser mayores.
Ya de jovencitas andamos en las nubes, no escuchamos cuando nos hablan, nos arreglamos más para salir de casa, cuidando nuestra higiene personal y ese pelo que lo le falte el brillo. Algo asoma y es el conocimiento de chicos acorde a nuestra edad o no, pero alertas de que algo ha cambiado, ya no estamos para tantos reproches y aprovechamos cualquier momento para ponernos en contacto con ese chico que nos gusta, recibimos detalles y regalos en secreto y la vida nos parece genial, muy interesante sobre todo lejos de los cuadernos y de nuestros padres o hermanos, la edad del pavo se suele decir a esta edad tan tonta que nos convierte en soñadoras, todas debemos superarla porque de lo contrario nuestros recuerdos no serían tan divertidos y no nos reiríamos tanto no teniendo anégdotas memorables qué contar.
Esos recados que obedientemente cumplíamos y mejor si eran fuera de casa, esas amigas íntimas a quien contábamos todo, es tanto lo que recuerdo que ya me parto de la risa. Mi vida ha sido tan divertida con tantas anégdotas que la verdad me encantaría encontrarme con esos chicos que fueron mis primeros enamorados, cuando tenía mi piel tan brillante y tersa,la flor de la juventud es su nombre correcto y vaya sí que es la juventud.
Nos hacemos señoritas como se dice en Dominicana, más formales, ya los chicos nos pueden visitar en casa y con suerte hasta nos aceptan algún novio con todas las de la ley, nos permiten sentarnos a solas en la sala, ir a cine cogidos de la mano y hasta ir de discoteca en compañía de otros, tanto mejor para los padres si fuera con el hermano mayor todo una pasada, nos dejan ir de tiendas y nos sentimos libres para comprar cosas de adultos, lencería más coqueta y sexi, vestir diferente y con todos los derechos de la juventud. La llegada de la regla es como el grito de libertad, nos cambia la vida especialmente el carácter. LLegan los sujetadores, nos miramos al espejo y quedamos encantadas, por fin soy una mujer!!! es lo primero que se nos pasa por la cabeza y empezamos a presumir de ello, al fin a usar tacones cuanto más altos mejor, más sexis y femeninas, el primer paso ya está dado.
Sorprendentemente todo nos queda muy bien porque todo está en su lugar, los pechos, glúteos, espalda tersa, muslos y piernas tan duras como una piedra, producto de la edad. Nos ponemos escotes, mini faldas, esos pantalones vaqueros lo más ajustado posible para hacer honor a nuestra edad y condiciones físicas, cuerpazo de ensueño y la admiración de todos allí por donde pasemos, altos tacones melena al viento y allá vamos, de eso nadie tiene dudas.
Nos casamos muy ilusionadas disfrutamos nuestra luna de miel y vienen los hijos, compromisos económicos, malas noches, biberones, atenciones médicas, dolores de cabeza para conciliar la vida personal y laboral, se nos comienzan a olvidar fechas importantes, aniversarios de bodas, cumpleaños entre otros, ya no podemos estar tanto con los amigos porque no tenemos quien nos cuide los hijos, nos descuidamos físicamente y si estamos casadas aún mucho más porqué será?? que alguien me lo explique por favor.
Descuidamos la dieta y entramos en un proceso de ansiedad que nos lleva a un abandono parcial o total, poco nos importa ya no poder usar bikini por falta de tallas, total ni nos miramos en el espejo y el peso (balanza) que antes era nuestro día a día de repente ha ido a parar al trastero o desaparece de casa, ya no la necesitamos porque tampoco tenemos ni tiempo ni interés de darle seguimiento a nuestro aspecto físico.
Entramos en una rutina, ya nuestros cumpleaños no nos hacen nada de gracia, nos negamos a cumplir años y empezamos a vivir un retroceso, a quitarnos los años y desesperadas a buscar alternativas para presentar una mejor imagen, cremas diurnas y nocturnas, tratamientos faciales, dar paseos con amigas y desesperadas muchas entramos al quirófano a despojarnos de esa carga que pesa tanto, esos kilos de grasa que no hemos sido capaces de quitar de nuestro cuerpo, esas piezas colgantes responsables de las grandes tallas que nos llevan al fondo de todo en los almacenes, las tan despreciables Tallas grandes o plus, esas desagradables tallas XXXXXXX que hasta las empleadas de las tiendas con mal gesto te muestran con el dedo índice hacia donde debes ir en su búsqueda, toda una vergüenza.
Lo peor de todo es tener que comprar lo que no te gusta porque es lo único que te sirve, vas a las fiestas y bodas que te invitan como para una fiestas de disfraces, es que nada te queda bien y sientes inmensas ganas de llorar o refugiarte en la bebida o en un rincón, te sientes la mujer más infeliz de la tierra, otras luciendo tipito
Si te descuidas entras en depresión pero ánimo, estamos viviendo una época en la que casi todo es posible, balones intragástricos, abdoninoplastia, tratamientos adelgazantes sin cirugía, hacer un plan de ejercicios con tutoría, el sumo de piña con pepino (sin colar y sin azúcar)es diuréticos y abundante agua durante todo el día y la noche, nada se sumos con azúcar, "desayunar como un príncipe, comer como un rey y cenar como un mendigo", nada de frituras, lácteos desnatados y a seguir los consejos sin disgustarnos cuando alguien que te nos aprecia desea ayudar, revelarse contra ti misma no contra los que pueden cambiarnos la vida.
Las llenitas nos vemos monas (aunque ahora luzco mejor figura confieso que he superado los 85 kilos en una peor época de mi vida, los tratamientos corporales y hasta la cirugía estética me han cambiado la vida para bien) comer a gusto es un encanto, emparcharnos hasta la coronilla pasa facturas, la gordura no es salud todo lo contrario, producto del exceso de peso vienen muchos problemas especialmente los cardíacos, tenemos que cuidarnos yo la primera, y más cuando los años pasan que nos hacemos más débiles y nuestros huesos ya no son tan fuertes, una dieta bien equilibrada es salud.
Un buen truco es tener en casa siempre frutas diferentes, verduras y vegetales para suplir esas necesidades de alimentos, hay muchas maneras de engañar al estómago como dice mi madre, no esperar que venga el verano para volvernos locas, los gimnasios llenos de gente desesperada por bajar unos kilos para lucir tipito con los bikinis en las playas, es un trabajo constante es el día a día, nada de reventarse buscando a veces imposibles.
Mañana mismo empiezo a andar, a controlar lo que como y evitar esos unos del super mercado que aunque tienen azúcar no lo especifica. Tengo que cuidarme porque a mi edad no hay retroceso y soy una mujer super coqueta por ello no me puedo permitir el lujo de pasar a un plano que no deseo, voy a cuidarme porque deseo vivir mucho para intentar ver realizados todos mis anhelos, todos esos planes que tengo y porqué no, estando guapa todo es posible, hasta mirarme al espejo y ver lo buena que estoy!!!
Simplemente .......genial.
ResponderEliminar