Autora : Doris Sánchez
En estos días no he podido evitar que por mi mente pasen
muchos pensamientos, con la llegada del otoño que luego abrirá paso a la época
del año que considero la más triste,
porque no todas las personas tienen un techo con las condiciones necesaria para
la protección de su cuerpo y su salud.
El invierno lo unimos a tiempos festivos, de alegría con paga doble (si
hay suerte de que te la den y sobre todo de estar en nómina) época de cenas y comidas con amigos,
familiares y compañeros de trabajo, centros culturales y otros ambientes que
aglomeran personas e invitan a momentos de esparcimiento, navidad, tiempo de
amor, tiempo de paz, esto me recuerda a
la canción Noche de paz, a los
aguinaldos navideños que hacían en mi pueblo natal, a ese jengibre o chocolate
bien caliente con un trozo de pan que de madrugada nos esperaba en distintas
casas del pueblo hacia dónde íbamos en turba entonando canciones de navidad. Hermosa navidad para los que no tengan
ninguna preocupación, para los que tienen todo controlado y hasta planeado. El día de la madre o del padre es muy triste cuando ya están fallecido, sus hijos van a sus tumbas a dejar flores, si tienes a tus padres vivor por favor, no pases de ellos o esperes que llegue ese día para acercarte a ellos. Ser huerfano debe ser muy triste, irreparable.
Una amiga colgaba una foto en Facebook, y casi al mismo
tiempo otra amiga subía una foto muy distinta pero que yo de inmediato asocie a
una con la otra, en el fondo el mensaje venía siendo el mismo pero antes tenías
que acoplarlos a ambos. Quiero en este
artículo usar esas dos fotos y hacer un comentario real, nada inventado ni
sacado de ninguna revista. La madre es la encargada de tener a sus
hijos alrededor de nueve meses en el vientre, puede que llegue antes o después,
incluso que lo pierda por causas naturales o forzadas, todo no acaba ahí,
cuando el o los hijos nacen es que comienza el verdadero trabajo que no voy a
mencionar porque todos lo conocen o se
lo imaginan. Comentaba estos días sobre
los variados esfuerzos de la mujer dominicana por sus hijos, es capaz de tomar
dinero prestado a rédito hasta al 20%, trabajar varios turnos de trabajo,
empeñar sus pocas o muchas prendas en las compra ventas del pueblo, acudir a
familiares, vecinos, amigos, compañeros de trabajo, en procura de algún
dinerito para resolver las necesidades del hogar cuando faltando días para el
pago del mes se acaba todo, especialmente la comida, compra de libros,
uniformes, pasajes para el transporte público, todo para evitar que queden en
desventaja ante sus amigos y compañeros de estudios, no nos perdonamos cuando
todos van a clases de inglés o de viaje,
de vacaciones, al cine o a algún lugar en concreto donde se ha determinado el
punto de encuentro, en Dominicana no existían antes ahora no se, tantos servicios públicos que
puedan paliar un poco la situación, agárrese todo el mundo con sus propias
uñas.
En Dominicana los
hijos son sostenidos por sus padres hasta que se casan o marchan a estudiar a otra ciudad pero siempre vuelven a casa, ya sea divorciados o al finalizar sus estudios, y cuando
los padres envejecen, a nadie hay que decirle lo que es su deber moral y
económico, o llevan a los padres a vivir con ellos o van a acompañarles en sus casas, ya sea a
vivir o visitarles con frecuencia para cuidar de su bienestar con vigilancia,
saber lo que necesitan y en lo que poder ayudar, hacerles sentir acompañados y
demostrar que tienen familiares, no como moneda de cambio, más bien por amor
incondicional y agradecimiento, pero no ocurre en todos los casos. Los hijos que viven en la distancia, llaman y hasta pueden ver en la pantalla a sus familiares, la distancia tampoco es causa de olvido, cuando llamo a mi madre, el solo escuchar su voz renueva mis energías y me siento más fuerte que Sansón, es la vitamina que me anima, que me alienta y transmite paz, esperanza.
En España las personas mayores reciben diversas ayuda del
Estado y entidades caritativas, lo que hace que muchos hijos y demás familiares se desentiendan y dejen
en el abandono y la más triste soledad a su propia sangre, a los que les dieron
la vida y suplieron todas sus necesidades, especialmente las afectivas y de
representación, es una gran pena, cuando
no tienes familia no te queda otra, pero si la tienes lo menos que espera es
que te demuestren cada día que están ahí a tu lado para lo que haga falta,
desde darte una barra de pan hasta apoyarte en lo que haga falta, el que te
digan estoy aquí, me tienes para lo que haga falta es ya demasiado, pero a
veces los mayores se quedan con las manos extendidas esperando ese abrazo, y el
oído agudizado esperando escuchar esas palabras de estímulo o de aliento, los
años van cayendo sobre nuestros cuerpos cual si fueran lozas frías que van
tapiando la pared encementada donde
finalmente yacerán sus restos mortales.
La soledad es la compañera más temible, la que te pellizca en mitad de la noche y la
que cada mañana te cuestiona e invita a adentrarte en un mundo interior en
el que no te tropezarás con ninguna otra persona porque eres el único habitante de ese hermoso castillo con
interminables pasillos y una escalera interminable que te llevará a lo más alto
para que desde allí grites a los cuatro vientos ¿Por qué? La pregunta que todos los ejemplares padres abandonados
se haría, siempre que sus facultades mentales así se lo permitan. Muchas personas que padecen Alzheimer dejan de reconocer a gente que formó parte de
su entorno más cercano, incluso a esposos (as) hijos (as) y demás, pienso que si un día fueran abandonados no
echarían en falta a nadie de su presente porque sus mentes andarían paseando
por su infancia, en busca de sus padres o del hogar donde vivió durante su niñez.
La estocada mortal se le da a un padre, cuando pasado los 50 años un hijo le mande a buscar trabajo para que satifazga sus propias necesidades, cuando en España los trabajos que aparecen requieren a menores de 30 años, y pese a todo los que rondan esa edad están abandonando el país en busca de mejor vida, casi mejor ser solidarios con los mayores más si son padres u otros familiares y hasta desconocidos y hay un corazón compasivo, conocer sus necesidades, darles apoyo en lo que se pueda, sobre todo compañía, escucharles sin hacer reproches, porque los padres no conocen edad para apoyar a sus hijos, superan la mayoría de edad y están ahí para seguir echando una mano y hasta para encargarse del cuidado de sus nietos, cuando en realidad deberían estar haciendo lo que antes no le fuera posible por su responsabilidad paterna o economía familiar.
El ser
humano con los años va consumiendo su energía y fortaleza, llegado al envejecimiento todo
cambia pero la manera de pensar de los hijos no tiene por qué cambiar a menos
que sea para mejorar, cierto que hacen sus vidas, pero dentro de ellas siempre
deberá existir un espacio respetado para los seres que les dieron la vida,
sus padres. No es tan sencillo como cambiar de amigos, de trabajo o de ciudad, es la extensión del cordón umbilical, que se corta pero siempre queda en la sangre. En el programa de Tele 5 "Hay una cosa que te quiero decir" anoche mismo una madre que había abandonado a su hija de tan solo 5 años, regresaba para buscarla cuando ya de niña se había convertido en mujer, sorprendentemente la hija la acogió con amor, sin preguntas ni reproches, aceptó abrazarla y compartir con ella como si hubiese estado a su lado toda la vida. Muchos padres abandonan a sus hijos, los dejan en adopción, los regalan y hasta los venden, en el peor de los casos hasta les quitan la vida, como vemos con frecuencia en la prensa, padres que ponen tierra de por medio para eludir la responsabilidad y luego oh sorpresa!!, tengo hijos mayores, nueras o yernos y hasta nietos, no estaré solo en mi vejez. Todavía hay gente con mucha suerte, ¿por qué no valorar a los buenos padres? ¿tan difícil es no considerarles como un obstáculo en vuestras nuevas vidas? este mundo se ha vuelto loco, creo que se han cambiado los papeles y ha empezado a girar el sol alrededor de la tierra. Cuando un hijo tiende la mano voluntariamente hacia sus padres, Dios le bendecirá y multiplicará sus bondades como mismo hizo con los panes que fueron multiplicados para saciar el hambre de los allí presentes.