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viernes, 26 de octubre de 2012

Como la vida misma



Autora  :  Doris Sánchez

Ahora entiendo por qué me gusta tanto el teatro, es como cambiar las cosas y soñar despierto, cuando acudo a clases lo disfruto mucho y la última vez me entró una risa incontenida en medio de un ejercicio que nos pusiera el profesor.  En Ames ya he dado mis pinitos pero confieso que ahora estoy aprendiendo a usar la voz y sobre todo a dejarme llevar por ese inconsciente que todos llevamos dentro y que siempre lo llevamos ahí controlado como caballo con el bozal y las orejeras puestas.   Cuando el cuerpo pasa a ser el principal protagonista, nuestras miradas se pierden y viajan hasta el infinito en busca de ese algo  desconocido que igual pudiera darnos pistas para una mejor vida.  El arte escénico me gusta, interpretar siempre se me ha dado bien, tener a mucha gente delante atentos a lo que yo vaya a decir me recuerda mis tiempos en la radio, los espectáculos públicos y los aplausos, aunque no he sido famosa algo de ello me ha tocado en una parte de mi juventud, mis compueblanos lo han vivido conmigo y pueden dar buena fe de ello.


El teatro nos permite viajar por mundos desconocidos y personificar a  mucha gente conocida y desconocida, a convertir en realidad historias  de ficción o cuentos de Ada, el teatro ha sido parte de la vida de mucha gente, les ha llevado a la fama, los ha convertido en grandes figuras pero lamentablemente es tan efímero que muchos grandes han quedado en el olvido o en la calle, los que hicieron fortuna y triunfaron, muchos han vuelto a la realidad y despertado de ese dulce sueño, la vida es un teatro, sueñas y te imaginas todo aquello bueno que igual no has tenido, cada día es de esperanza, cada actuación es un mundo y cada gesto define al personaje que intentas interpretar.  Adoro el teatro porque si convierto mi vida en una obra, con toda seguridad habría muchas risas y no faltarán los llantos.  El profesor nos dijo,  que cerrando los ojos imagináramos  que alguien cerca juega a orillas de la playa, que nos salpica con las gotas de agua entre otras cosas ja ja  dicho y hecho, empecé a retirarme las gotas de agua que me habían caído y el profesor me preguntó, Doris estás bien? claro que sí, pero no le dije que yo había interpretado un mandato de reacción a su indicación, tampoco se lo comentó al finalizar la clase, es que como habla en gallego y muy rápido, algunos detalles los paso por alto sin querer.  Cuando llegué a casa no paraba de reír, eso es teatro.
 
 
 

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