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jueves, 7 de junio de 2012

Enfados en solitario



Autora   :   Doris Sánchez


Adoro los enfados en solitario porque nadie más de momento sale dañado.  Recuerdan a El Chavo del 8?? Cuando se le “chispoteaba”  lo pagaban las suelas de sus zapatos.  Juanita era una señora muy popular en las calles de San Juan de la Maguana, mi pueblo natal en el Sur de la República Dominicana, cuando se enfadaba se daba severos golpes en la frente contra paredes de madera, cemento o lo que le quedara más cercano.  Cuando un niño se enfada conlleva  un ritual que incluye lloros, gritos, rodadas por el suelo, lo mejor es que se le pasa en seguida.  Cuando estamos enfadados somos capaces de cometer tonterías  desde las más tontas hasta las lamentables y a veces sin retroceso.  Si te pidiera que me digas cuál ha sido tu última rabieta, esa que te sacó los colores, que te hizo saltar de ira o arrancarte un puñado de pelos de tu cabeza, me lo dirías?  NO HACE FALTA!!! Con que lo recuerdes y sonrías me basta.
Cuando estamos airados, rabiosos, iracundos, intransitables, olvidamos contar hasta diez, respirar profundo, oler un limón, apretar los labios o los puños, taparnos esa boquita sabrosa que nos pierde y más de una vez nos ha hecho perder un empleo, o la pareja, o una relación de amistad, por la boca muere el pez y los humanos cuántas veces podremos morir??  Debo consultarlo, pero me pongo de ejemplo y mis peleas favoritas son las que enfrento en solitario, sin contrincante ni parte contraria, esas que cuando me cabreo doy más vueltas buscando la respuesta adecuada y al no encontrarla me inquietan y no puedo evitar que llenen mis pensamientos.
Tonta de mí, qué he hecho, por qué lo hice, qué estaría yo pensando, lo calculé mal, fue un impulso, algo espontáneo, no quería hacerlo,  mala, mala, mala, te miras al espejo y le sacas la lengua,  te estiras los cachetes y abres los ojos enormes con tus manos, claro, como  siempre debe haber  un  culpable, ni el pobre espejo se salva de tu ira.  Tienes dos caminos a elegir, o te relajas o sigues con el ceño fruncido   todo el tiempo que quieras, después de haberte gastado una dineral en botox o  Ácido Ialurónico para eliminar esos indeseables surcos que te hacían  parecer más mayor de lo que en realidad eres.   Deja esa amargura y empieza a vivir la vida con alegría, solo son dos días, todo tiene arreglo y la mente necesita un respiro.
 

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