Te ha pasado que estás en un
sueño profundo y algo o alguien te despierta? Algún sonido de voces o ruidos de
la calle, alguien que sin cuidado ha cerrado una puerta o te ha encendido las
luces cuando estaba tu habitación en penumbras, el grito del bebé a media noche
o los ronquidos ensordecedores de tu pareja o quien ocupa la habitación de al
lado en un hotel. Son tantos los motivos
que casi mejor centrarnos en las distintas reacciones que irían desde un me
levanto cabreado, cambiar de habitación, no pegar ojo en toda la noche, enfado
monumental que pasarán los días para que el perjudicado vuelva a la normalidad
en su vida cotidiana.
No soporto que me despierten
cuando duermo, me es igual que sea el sonido del móvil para notificarme que por fin me darán un
empleo no, el sueño es algo sagrado, mi madre solía decir que el sueño es más
importante hasta que comer, me enseñó
que a menos que fuera una urgencia de vida o muerte, al que duerme no se le
despierta, hecho. El problema es que
ella no se lo ha podido transmitir al periquito que irrespetuosamente afectó el
sueño del pobre gato, igual eso le traiga insomnio y hasta una depresión, sensación de nerviosismo
o de pesadillas en fin, lo ha despertado y mira tú el pequeño plumífero se las
trae todas. Hay que tener mucha
paciencia y saber contar hasta 10, 20 o 30 para no cometer una locura
irreparable. Vaya para de amiguetes, se la pasan en grande aunque el plumífero le haya roto sus sueños, igual con una gatita mimosa llena de encantos femeninos en busca de un guapo gato que le alegre sus días.
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