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lunes, 24 de septiembre de 2012

No tengas miedo



Autora :   Doris Sánchez
 
Nos  pasamos la vida  analizando qué debemos o no decir, cuando en realidad lo que más nos apetece en gritar al mundo lo que nos pasa, especialmente cuando ello es producto a las malas acciones o inacciones de los demás que vaya casualidad, casi siempre viene de alguien que tiene el poder o sea la sartén cogida por el mango.   Tan culpable es que no hace nada como el que permite que terceros  obren  deliberadamente en perjuicio de los demás.  Si todo el que estuviera pasando por una situación insostenible lo hiciera de conocimiento público,  os aseguro que todo marcharía  mucho mejor porque no hay peor mensaje que el que se hace  públicamente.    Doy el consejo  que de antes debí aplicarlo a mi  propia vida porque  he vivido una situaciones inaceptables  y nunca he renunciado a mis derechos, sin derecho  a pesar de tener  los  conocimientos  necesarios para abordar o el  asunto,   muchas veces me he tenido que sentir como la más ignorante con mis   manos atadas  y una mordaza en la boca para no echar sapos o culebras de ella, intentando  que todo llegue a feliz puerto,  sin  la necesidad de tener que adoptar medidas  más contundentes que igual puedan dejar en evidencia la negligencia  o el incorrecto proceder de terceras  personas. 
 
En el juego dicen que todo vale pero llegado el momento la copa se desborda y  se rompe por exceso de presión.   Todo tiene un límite y  cuando sientes que te pisan tus derechos, y  que juegan al ajedrez con las fichas que te corresponden,  no queda otra que salir a dar la cara  para reclamar lo que te corresponde  además del respeto, exigir el cumplimientos de lo establecido no es malo, pero cuando no tienes la manera de llegar hasta la pared de concreto armando que de paso te está bloqueando el camino, no queda otra que afrontar lo que haga falta para seguir adelante.  En la vida civilizada todo está compuesto por normas  que corresponden  a una  legislación que deja muy claro que todos tenemos derechos y deberes,   lo ideal sería que se cumplan pero,  cuando no se cumplen qué haces?? Lo que debes hacer es no tener miedo  y luchar  contra las injusticias sin que importe el ámbito que corresponda, familiar, laboral, social, judicial,  el primer paso es  tener el soporte documental  necesario  que te avale ante los reclamos que pienses presentar  o exponer públicamente, las pruebas que corroborarán tus afirmaciones   y demostrarán que contigo se ha estado cometiendo una injusticia.  Cuando denuncies ya verás que a la lista se sumarán muchas más personas que igual están viviendo peor situación que la tuya,  y no te asombres si  por necesidad tendrás que convertirte en el paño de lágrima de muchos cuando en realidad solo esperabas comprensión y hasta un hombro  solidario  para recostarte  y  llorar  tu indignación.
 
 
En el mundo han dejado huella aquellos  personas que su vida ha sido para luchar en defensa de los más necesitados, defender sus derechos  y siendo  voz para los desprotegidos y hambrientos, Mahatma Gandhi siempre será mi mejor referente, el ejemplo que todo ciudadano de buen corazón debe seguir, el poder  destruye a las personas, las reviste de un armazón de bronce que les impide ver más allá de sus narices, es una enfermedad contagiosa cuyo antídoto  ha sido imposible descubrir.  Es muy triste que los más indefensos no tengan el respaldo que merecen, que a todos nos llamen ciudadanos  al mismo tiempo que se nos coloca las etiquetas  correspondientes  para evitar que se junten los mansos  con los cimarrones, es una pena formar parte de una sociedad  tan descompensada, lo mejor de todo es que por es nunca olvidar  que la vida es un un hermoso regalo de Dios y que cada día de injusticia que vivamos nos sirva para fortalecernos más, y a puro pulmón poder  gritar  desde lo alto  el reclamo que fuera necesario.    Si la injusticia ha entrado en tu vida sin haber sido invitada, denuncia, no te quedes callado porque si lo haces, estarás alimentando a la serpiente venenosa que  acabará con todas las gallinas que hay en el gallinero, la rabia se contagia, y si una fruta está podrida en medio de una cesta sacala cuanto antes,  porque infectará a todas las demás.  No revises el corazón de los que te hacen daño, mira hacia adentro y cuida que el tuyo siga siendo transparente como el cristal.

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