Autora : Doris Sánchez
Una de mis amigas acaba de publicar un comentario en su Facebook que dice "Hoy he amanecido más enamorada de Jesús", lo que para los no creyentes es más que incomprensible. Cuando una persona siente felicidad en su corazón tendrá motivos que lo sustenten, un sentimiento especial que une la satisfacción con la reciprocidad, el bienestar puede ser físico o emocional. Cuando te sientes satisfecho con la vida que llevas, el entorno, la familia, si tienes trabajo o si eres correspondido en el amor, la religión, todo conlleva a esa felicidad interior que reflejamos en el exterior, nuestra mirada nos delata, algo está pasando, y yo no me entero de nada, solemos decir a nuestros allegados, vamos hasta un poco más lejos y decimos, ¿Estás enamorada (o)? También puede ser la satisfacción de haber disfrutado un buen vino o comida, una fiesta, boda, comunión, o después de cruzar la mirada con ese alguien "que te hace tilín".
Hace muy poco conocí a una persona que luego de entablar conversación conmigo así sin pensarlo le dije que estaba divorciada, se le iluminó la cara de alegría y me respondió ¡¡Yo también!! una prueba palpable de que lo que hace feliz a unos no hace feliz a otros. Los distintos grados de felicidad se demuestran con el trato, escuchando a las personas, cuando hablo con inmigrantes como yo, todo resulta más entendible, no hacen falta las palabras porque todos tenemos esas carencias tan importante, la falta de arraigo, la familia, nuestras costumbres, el clima, la música, los amigos...
Recuerdo que cuando el jefe llamaba a alguien "Que venga enseguida a mi oficina" todas las miradas estaban atentas a la salida del que había sido llamado, ¿para qué le llamaría? un despido, aumento, felicitación, traslado, o una bronca monumental, la respuesta la teníamos en la expresión en la cara del personaje en cuestión, no era necesario hacerle preguntas porque sus emociones nos serían transmitidas, he de reconocer que también había aquellos inexpresivos que no soltaban prenda, lo hablado se quedaba dentro del despacho.
En conclusión, la gente necesita "A M O R", ese sentimiento tan importante que alegra las vidas de quienes no tienen nada pero también de quienes lo tienen todo y a pesar de ello no son felices. Cuando tengo que hacer un regalo me puede ser más fácil o más sencillo de acuerdo a la persona, hay amigos y familiares que lo tienen todo perdón, eso es lo que creemos, grave error porque tal vez lo que más necesita no nos costará dinero, ni rompernos la cabeza con el "le gustará, o no le gustará". Toda persona pasa por momentos de extrema sensibilidad, que necesitamos un abrazo o unas palabras que no nos dañen, una llamada, un mensaje, un "aquí estoy para lo que haga falta". Lo ideal sería tener pareja con la que salir y compartir experiencias de vida, pero si no se tiene tampoco pasa nada, en el mundo hay mucha gente solitaria que no andan buscando necesariamente con quién casarse no, hay grupos de amigos, gente que se conoce en actividades muy variadas, alegre, divertida, con iniciativa, que te pueden aportar mucho y hasta variar nuestra rutina de vida.
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