Autora : Doris Sánchez
Te habrás fijado que el uso de nuestro olfato es constante, que los olores muy variados
unos de otros nos llegan y haciendo juego con la vista transmitimos al cerebro la
sensación que nos cause ya sea positiva o negativa, cuando pasamos frente a
una perfumería, pastelería o panadería, cuando cambiamos las sábanas y dormimos
plácidamente, cuando salimos de la ducha o entramos en ella, ¿la cosa cambia no?
Pues os comento que ayer he visto una
foto que en este artículo comparto con vosotros, tal vez la sensación que
perciban será tan armoniosa como me sucediera a mí al verla.
En cuestiones de perfumes, casi todo el mundo evita regalarlos a menos que no sea a una persona muy cercana, familiar o pareja, con los perfumes ocurre que van acorde a la piel, sabías que en distintas personas el mismo perfume o colonia puede oler distinto? Yo no lo sabía y me enteré hace poco, incluso con los probadores si no los mueves un momento y dejas reposar el olor, jamás te enterarás si te gusta o no. El precio es lo de menos en cuestiones de aromas, a unos nos gustan dulzones pero hay gente que prefiere los más fuertes, que se sienta su presencia allí donde quiera que lleguen, otros prefieren los más sutiles que pasen casi desapercibidos y también hay muchos que no usan perfumes y compran desodorantes neutros. Mi casa huele a sazones y vida de hogar, me gusta oler a perfume, cremas, jabones, nunca olvidemos que la impresión que demos cuenta mucho más de lo que imaginemos, el olor del pelo también gusta mucho, estar fresquito recién duchado llama la atención, la vida está llena de colores mientras más centelleantes mucho mejor, la satisfacción y el sentirnos a gusto con nosotros mismos vale mucho pero los que están del otro lado o en frente mismo de nosotros también esperan recibir parte de esa gratitud, hermosa manera de ser feliz. No regales perfumes para salir del paso, casi mejor regala chocolates, flores o algo práctico que nunca está de más y siempre se agradece.
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