Autora : Doris Sánchez
Es una costumbre que forma parte de la cultura española, en principio me costaba demasiado prepararme para salir a tomar un café cuando me invitaba alguna amiga, con mucha dificultad he podido conseguir que vengan a mi casa a tomar el café, a lo dominicano, con la tradicional greca de media vida porque en principio recuerdan ustedes se hervía el agua con un jarro luego se pasaba por el colador de tela más viejo que el suspiro, luego mi preferida greca que por suerte se consigue en todos lados. Los más modernos prefieren las de última generación, pero yo sigo en mis 13, con mi cafetera de toda la vida, la mía no se cambia.
El café más bien es para charlar, reencuentros, citas
románticas y yo no termino de
preguntarme, por qué un café si se termina tan pronto, no será mejor una comida
o una cena, en mis tiempos románticos no recuerdo que ningún chico me invitara
a tomar un café, casi mejor porque me hubiese partido de la risa, en mi país
natal eso no se usa, mis amigas y yo nos
reuníamos siempre en casa de una del grupo,
recuerdo casi siempre era en casa de Yira Roa, (una casa llena de gente y mucho amor, que atraía a todos, grandes y chicos como si tuviera melao) quien luego del café se
las ingeniaba para conseguir un cigarrillo, sí, un cigarrillo porque disque éramos
precoces fumadores por favor, con lo que odio el tabaco, hasta el aliento de
alguien que fume me altera mi alergia y eso de fumar en mi casa, para nada, el
periquito Blue y yo nos oponemos rotundamente.
Cosas de chicas muy inmaduras que jugábamos a querer ser mayores, ahora
que lo somos los gustos han cambiado
bastante. Echo en falta a una amiga que venía a mi casa a tomar café
conmigo, la charla era interminable y lo que más adoraba era que me escuchaba,
lo que todo ser humano necesita, que alguien le escuche porque en estos tiempos todo el mundo tiene sus compromisos, pues ahora está lejos mi
amigo igual andará de viaje por otras
tierras, pero la greca y el Café "Santo Domingo" le siguen esperando, es bueno
tener con quien hablar, pero no se puede confiar en todo el mundo, hay cosas
tan personales que ni con un café de por medio debemos externar. Conoces a alguien y luego, quedamos para tomar un café, que pueden ser repetidos cafés y algunos hasta han conseguido formalizar alguna que otra relación sentimental o de amistad.
Dicen que detrás de una taza de café está tu amor (igual me lo estaré perdiendo), no podría ser detrás de una copa de vino por ejemplo, o de una mariscada, o de un pulpo a la gallega, o de una cena romántica, qué pasará con los que no somos tan amantes al café, todavía me cuesta vestime y arreglarme para salir al centro de la ciudad a tomar café con amigos pero hago es esfuerzo sobre todo cuando llevamos tiempo sin vernos. En lo que a mí respecta lo tomo dos veces al día, al levantarme y luego de comer, por lo excitante que es su ingesta no debe ser muy continuada, de todas formas, respeto a los habituales consumidores, también a quienes lo fabrican.
He escrito este artículo a primera hora de la mañana, mientras tomaba café.
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