Autora ¨: Doris Sánchez
Recuerdas alguna caída graciosa que tuviera alguien conocido o tú mismo?? Pues yo sí, me he caído y no entiendo porque muchas veces la gente antes de ayudar a levantarte se parte de la risa, eso no hace ninguna gracia todo lo contrario, cuando te caes enseguida miras a todos lados esperando que nadie se haya enterado, cosa imposible de conseguir. No niego que la gente sea solidaria y que se preocupa por saber si te hiciste daño, pero esa risita cuando ven que la cosa no ha sido para tanto no es nada solidaria.
Cuando tenía unos 14 años me caí de una bicicleta sin tener culpa ninguna, una caída estrepitosa en una importante avenida en mi pueblo natal. En mi casa había una enorme bicicleta muy pesada que podía ser perfectamente controlada por su conductor, solía coger mucha velocidad y me soltaba de ambas manos en esos paseos con mis amigas los sábados por la tarde, pero esa tarde fue muy diferente.
Cantinflas
Cambié de bicicleta con otra niña, ella tenía una chopper que si la recuerdan eran muy bajitas y tenían unas barras metálicas muy largas y arriba el timón normal, intenté hacer lo mismo que hacía con mi bicicleta y al tomar velocidad me solté de ambos brazos, se torció en timón trabando el movimiento de la rueda delantera haciéndome saltar por los aires, la bicicleta cayó para un lado y yo sentada en la acera del otro lado, la caravana de bicicletas se detuvo temiendo lo peor, recuerdo que llevaba esos pantalones rojo que tanto me gustaban, miré mi rodilla que me dolía mucho y lloré al ver mi pantalón roto, sabía que había algo más debajo del pantalón pero con vergüenza no quise que nadie me revisara, hice como que no pasó nada, toda la gente me miraba mientras yo sonreía repitiendo no me ha pasada nada, con más vergüenza que sinceridad.
Seguimos el paseo pero ya no aguantaba el dolor que desde la rodilla se me iba extendiendo por toda la pierna hasta el tobillo, temerosa dije que ya tenía que regresar a casa dirigiéndome inmediatamente y en silencio hasta el cuarto de baño, me quité el pantalón y pude ver una rodilla toda raspada y con abundante sangrado, llamé a mi madre llorando y ésta vino tan amorosa a curar mi herida y consolarme, es que llegué a pensar que me desangraría y hasta podría morir, cosas de niños.
Una tarde estaba en casa algo aburrida, llovía mucho y en la tele nada que me pudiera interesar, tenía ganas de reír un poco y se me ocurrió entrar en google buscando caídas graciosas, encontré muchos vídeos que me hicieron pasar una tarde fantástica, riendo como loca delante del ordenador y ahora me pregunto, porqué nos da tanta risa ver la caída de alguien, porqué hacemos esas maldades de poner el pié a alguien cuando pasa, o de retirar la silla cuando alguien viene a sentarse, las tartas en la cara y muchas otras gracias que divierten a todos menos al actor principal, el que lo sufre.
Chiquito de la Calzada
Cuando me he enterado de la cantidad de músculos que se ponen en movimiento cuando reímos y lo saludable que es para conservar la juventud, no entiendo porqué la gente no intenta reír más a menudo. La gente divertida es bienvenida en todos los ambientes ya sean familiares, laborales, sociales. Hay personas que se hacen imprescindibles en reuniones especiales porque son la alegría de la fiesta, la que se ríe de todo e invita a reír a los demás, la que no permite que situaciones que le rodean afecten su estado emocional.
Los estados anímicos los podemos controlar perfectamente, somos los primeros en detectar esos momentos bajos de moral no importa la razón que los haya generado, hay mil maneras de envolvernos en un buen momento, de risas y diversiones, cuando se vive en soledad, con un clima nada motivador, todos tenemos tristezas, preocupaciones, unos porque están en el paro, otros por problemas de salud, o la falta de un ser amado, rotura sentimental, es que si buscamos motivos encontraremos sobradas razones para entristecer y hasta caer en una depresión pero ojo, tiene beneficio esto?? Pues claro que no, y lo que nos puede perjudicar para qué nos sirve?? Para nada, por eso hay que intentar disfrutar de la vida con alegría, aceptar todo lo que la vida nos depare pero siendo astutos y poniendo humor en nuestras vidas, tener un equilibrio y sobre todo ser quien controla la situación. Crear esos mecanismos de defensa cual fuera el caparazón de una tortuga para protegernos.
Charles Chaplin
Recuerdo una expresión mía de toda la vida, cuando me pongo muy guapa en especial con los labios rojos, es cuando más baja estoy, nadie se entera porque es el momento preciso para resaltar lo que es mi interés externar a los demás, es una táctica personal y no me pregunten porqué, es mi manera de ver, sentir, demostrar, no me rindo y no me gusta que nadie me vea triste y derrotada. Entiendo que nos hundimos hasta donde querramos, la realidad de nuestras vidas la tenemos que aceptar, la vida sigue y no podemos detenernos, imagina una marcha de soldados o de escolares, si los de delante se detienen los que vienen detrás les arrollarán a su paso. Tenemos que ir según marcan los tiempos, estar actualizados y concienciados conforme al entorno que nos rodea, sin descuidar nunca nuestro interior que es mucho más importante.
Has visto películas de Cantinflas, de Charlie Chaplin (cine mudo), programas de comedias (me encanta el comediante español Chiquito de la Calzada, su gracioso caminar me hace reír de solo verle. En la República. Dominicana también hay muy buenos humoristas) te has sentado delante de la cuna de un bebé cuando éste hace las mil piruetas y gestos, sonrisas, o se ha derramado el biberón o la papilla encima y te lo muestra lleno de orgullo?? Qué harías ¿? Creo que reír ¡! La risa es el remedio infalible y no debe preocuparte lo que pensarán los demás, disfruta tanto como lo estoy haciendo yo en estos momentos en el que montón de recuerdos vienen a mi mente, sin importarme lo que estará pensando el vecino de enfrente de mi casa que como siempre se asoma a su ventana a fumar.
Comprendo porqué me gusta tanto reír, es que lo disfruto tanto y consigo cambiar el rumbo de muchos momentos de mi vida, si la vida te da un limón, haz una limonada, deja de creerte ser la llorona de la canción de Raphael Martos y ponle miel a tu vida. Son las 17.06 de la tarde y aún no he comido, porque lo estaba disfrutando tanto y porque quiero que sepas que eres muy importante para mí, porque quiero verte reír y motivarte a disfrutar de la vida que es el tesoro más valioso que tenemos.
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