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jueves, 24 de marzo de 2011

Una carta para tí



Autora : Doris Sánchez


De toda la vida he mantenida estrecha amistad con las oficinas de correos más cercanas a mi domicilio y un trato afectivo hacia el cartero que día a día recorre grandes distancias para repartir la correspondencia en el sector asignado en sus compromisos laborales ya sea en moto, coche o a pie. Nos acostumbramos a verles por todos lados, con ese distintivo tan reconocible de amarillo que a juego con el carrito que llevan consigo les identifica  a mucha distancia.
 
Lo he convertido en una costumbre inmejorable, tengo que abrir mi buzón de correos todos los días porque da la casualidad que siempre estoy esperando sorpresas, buenas sorpresas porque entiendo tengo todo bajo control y los sustos creo van dirigidos a otro tipo de personas más descuidadas que yo.
Los años pasan y los tiempos cambian, la era digital ha llegado y todo se ha simplificado, el lugar que antes ocupaba el papel escrito, cartas, recibos bancarios, compras en súpermercados, pedidos de distintos tipos, tarjetas de felicitaciones por distintos motivos, quejas, reclamaciones, hasta los estudios on line han simplificado todo, el papel cada día que pasa está brillando por su ausencia, y en hora buena, estamos colaborando por la protección al medio ambiente. La mayoría de las actividades sorprendentemente se están realizando por la red.



No puedo dejar de añorar esas cartas tan íntima, su contenido y la alegría que reflejaban nuestros rostros al ver llegar al cartero, cuando se está enamorado lo que más se desea aparte de ver al ser amado es recibir algo de él, flores, llamadas, notas y sobre todo, una carta de amor. Ahora la gente se enamora por la red, por sms, es una manera distinta de comunicación, ahora en segundos podemos hablar con todo el mundo, personas desde distintos puntos del globo terráqueo hablando a la vez, es fantástico, el tiempo pasa, las cosas cambian pero con todo y eso jamás olvidaremos una época anterior llena de emociones indescriptibles.
 
Cuando visitas una oficina de correos ves únicamente el exterior pero si tienes la oportunidad de pasar hacia adentro te encuentras con tantas cartas, cajas y otros envíos, te imaginas que tienen que clasificar todo lo que envían y especialmente lo que reciben y deben distribuir según el cartero y el sector donde este trabaje, tener el cuidado de no confundir las zonas, pero también de no entregar un paquete equivocado, o una transferencia bancaria, porque ahora las oficinas de correos también tienen áreas para envíos de dinero, asuntos certificados y demás, un trabajo de mucha responsabilidad y un trato muy natural para todos, no tenemos ni idea de todo lo que tienen en sus cabezas.
 
Cuando me encuentro por las calles de la ciudad con el cartero de mi sector, le saludo con cariño porque de verle tan a menudo le coges cariño y te llegas a identificar con su persona y con su trabajo. No se tocan temas personales generalmente pero el solo saludo, saber que está ahí que está bien pues quieras o no, es parte de tu entorno. Salen a cumplir con su deber sin importar las inclemencias del tiempo, si llueve, hace frío, o un sol agobiante, están ahí a pie de cañón contra viento y marea y eso les honra. A diferencia de República Dominicana, en España no se acostumbra que la gente que llega a tu casa por asuntos de trabajo te pida ni un vaso de agua, menos que tú se lo ofrezcas ni un refresco, un sumo o un café, aquí es distinto todo muy dentro de las normas y aunque cuesta un poco, te llegas a acostumbrar y aceptas las cosas como son, por la continuidad no porque apetezca.
 
Para todos ellos mi reconocimiento sincero, en especial a los de Milladoiro y el Centro de Santiago, que son con los que más contacto he tenido cada día de mi vida en Galicia, porque han tenido para conmigo mucha deferencia y me han hecho sentir una usuaria especial.

 

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