Autora : Doris Sánchez
El día 24 de marzo de cada año se celebra en todo el mundo este día. El Artículo 9 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice “Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado”, a lo mismo que hace referencia la Constitución Española en su artículo 17 donde establece las condiciones en las que podrá detenerse a una persona, sin que se vean afectado sus derechos ciudadanos. La convención Internacional para la Protección de las Personas contra las Desapariciones Forzadas. Lugares donde se puede conocer y recordar a las víctimas del terrorismo de estado en América Latina y el mundo, en interés de mantener la memoria y alcanzar la justicia. Personas desaparecidas, presos políticos con un denominador común, el sufrimiento en carne propia o de terceras personas que generalmente son los familiares, a veces muy mayores que fallecen sin obtener la respuesta deseada.
Casos para mencionar tenemos muchos y si hacemos un señalamiento especial deseo ponerme en el lugar de aquellos que llevan años buscando los restos de sus difuntos para darle cristiana sepultura, aquellos que perdieron de vista a sus hijos ya sean niños o mayores, los que a diario escarban en vertederos de basura, redes informáticas, ciudades y hasta países en busca de alguna pista que acabe con su agonía. Aquellos que conservan intactas las pertenencias y hasta la habitación en espera del retorno de ese ser querido que les fuera arrebatado del entorno familiar. Padres envejecidos de tanto llorar, esos que han convertido los juzgados en una extensión del hogar familiar. Los que perdieron la pista de alguien querido, los que un día como hoy lloran desconsoladamente ante la no aceptación de una verdad evidente pero pendiente de demostrar.
Me pongo en la piel de la Policía, Jueces y de todos los demás medios de investigación puestos en práctica para intentar conseguir respuestas que a veces llegan y otras se desvanecen como la sonrisa de mucha gente que su día a día es la tortura psicológica y mental. Hace falta una urgente modificación de las Leyes Penales, no me vale que sin cuerpo no haya delito, tampoco el derecho a no declarar. La justicia tiene que hacerse valer, los culpables de estos delitos deben ser ejemplarmente sancionados, para que sirva de referente.
La historia nos ha dejado una herencia de dolor en todo el mundo, el pasado siempre estará ahí pero podemos cambiar el futuro conforme los hechos del presente. Hacen falta más controles para evitar que los niños sean secuestrados y llevados lejos del entorno familiar robando su inocencia, su infancia, sus sueños y el sueño de sus padres o tutores.
Si un día te cansaste y lo abandonaste todo para empezar una nueva vida lejos de tus padres, hijos o pareja, piensa que les has roto el corazón de dolor y si puedes, intenta reparar el daño causado. Las relaciones se pueden acabar de mejor manera y con el menor daño posible especialmente a los hijos que no tienen culpa de nada. La juventud nos invita a cometer muchos errores que un padre siempre perdonará a su hijo, ver el Pasaje Bíblico de El Hijo Pródigo (Lucas 15:11-32) que es un fiel ejemplo de ello.
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