Autora : Doris Sánchez
¡¡¡ Los zapatitos me aprietan, las medias me dan calor y el beso que me dio mi madre, lo llevo en el corazón!!!
Así sin más, lo has leído y te has echado a reír, ¿por qué? tal vez por que estas palabras formaron parte de tu lenguaje familiar de pequeño o tal vez porque pensarás que se me han cruzado los cables, todavía no!! Echas la mirada hacia años atrás y te miras ahí delante de todos tus compañeros de escuela y la profesora declamando un poema tan corto pero que lleno de sentimiento te hace casi llorar y trasmitir tan nobles sentimientos. Ahora con más edad me pregunto ¿son tan inocentes los niños, o es que tienen más nobles sentimientos que los adultos?
Las expresiones siempre tendrán un sentido, una justificación y hasta una enseñanza, nada es más consolador que los brazos de una madre, pase lo que pase, nunca habrá una distancia que invite a nadie a separarse de ella al menos de manera voluntaria, porque una madre ocupa un lugar muy especial e insustituible. Su regazo es ternura, amor, comprensión, aunque con reproches qué más da, alguien tiene que enseñarnos.
Hará unos días uno de mis hijos me daba las gracias por lo que durante sus años de vida le he inculcado, también lo hacía hacia mi madre porque reconocía que lo pude hacer porque mi madre me lo enseñó, quedé tan sorprendida que ni pude reaccionar como bien se merecía. Ellos aprenden aunque no lo podamos comprobar, es gratificante verles aplicando esos conocimientos a terceras personas para que mejoren su forma de vida.
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