Autora : Doris Sánchez
No entendía lo que pasaba pero sabía que ya todo no era igual, le estaban arrimando hacia un rincón cuando la casa era para él solito. Su dueña amante de los animales había decidido sin su consentimiento, aumentar la familia con la presencia de un perro pequeño al que dedicaba los arrumacos que antes era para él y lo comprendo porque la indiferencia duele bastante. Ya no le miraban ni podía ocupar su asiento favorito frente a la Tele o ponerse a tomar el sol tan a gusto como antes, recostado de la ventana de cristal donde mientras jugaba con las cortinas se retorcía sin prisas porque todo el tiempo y el espacio le pertenecían, así de golpe y porrazo se acabaron esas bondades.
Al no tener a quién contar su disgusto maduró la idea durante varios días hasta que se atrevió a hacer lo que nunca antes pensó, muy temprano en la mañana del día siguiente salió de casa sin rumbo fijo recitando en su memoria el tan conocido poema que dice "Que nadie me conozca y que nadie me quiera, que nadie se preocupe de mi triste destino...", su corazón lloraba en solitario mientras veía a otros amos paseando a sus perros o dando cariño a sus gatos a los que ponían ropa de frío para que no se acatarraran. Tanta soledad y caminar sin rumbo fijo en busca del destino.
Agotado de tanto caminar sin rumbo fijo en busca de un nuevo dueño que le amara y respetara, que al menos le mirara a los ojos y le dijese lo a gusto que se sentía con su presencia en casa, alguien que le diera cuidados y atenciones personalizadas que motivaran su existencia, el tiempo había pasado y vio caer la noche por lo que muy asustado corrió todo lo rápido que pudo devuelta a su casa pero no entró, se quedó pegado a la puerta donde quedó dormido del agotamiento, hasta la mañana siguiente que su amo salía a trabajar y al verle le abrazó con mucha ternura a la vez que le decía, ¡¡no sabes lo mucho que me has hecho sufrir, sin tu presencia esta casa está vacía!! Lo tomó entre sus brazos llevándolo dentro de la casa mientras el lindo gatito se relamía de placer. A partir de ese momento recobró sus espacios favoritos y fue respetado por el perro recién llegado a casa y hubo muchos mimos para ambos animales que aceptaron sin celo ninguno compartir en igualdad el cariño de su dueño.
¿¿ Recuerdas cuando fue la última vez que dijiste palabras hermosas y diste muestras de cariño a los que comparten tu vida en el día a día?? A tu pareja, tus padres o hijos, amigos, compañeros de trabajo... recuerda que no basta con que la persona lo sepa o se lo imagine, ¡¡desea escucharlo de tus labios!!! Si deseas me puedes dar un abrazo que me encantan, porque su efecto es inmediato!!
A veces pasamos de la presencia de mucha gente y únicamente confirmamos que están ahí cuando les necesitamos, eso no es justo porque si los sentimientos son sinceros hay que compartir lo bueno y lo malo, todas las veces que se pueda.
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