Autora : Doris Sánchez
Alguien duda de los verdaderos sentimientos de su pareja o enamorado??? Ya lo sabía, la gran mayoría y de ambos sexos ha levantado la mano y eso tiene una explicación. Las personas tenemos mucho temor a que nos hagan daño, que se juegue con nuestros sentimientos cuando nos hemos entregado completamente y sin reservas a una persona. Envidiamos a la tortuga porque posee un caparazón tan duro que aún queriendo pocos le pueden dañar y cuando se siente amenazada esconde su cabeza.
Es una interrogante que muchos hemos tenido sin resolver a lo largo de nuestras vidas y con distintas parejas. Desconfiamos, pero a la vez nos entregamos completamente y a veces a destiempo, en lugar de ir entregando cantidades dosificadas de sentimientos como si fuesen compras al detalle, tan populares en los colmados caribeños.
Las dudas, celos, desconfianzas, sospechas, incertidumbre, intriga (más que si fuera una película de espionaje) esa agonía permanente que nos quita la calma, la paz o la tranquilidad. Ese constante interés por revisar el móvil de nuestra pareja, escuchar sus llamadas, controlar sus movimientos, interfiriendo a veces en ese espacio al que toda persona tenemos derecho, estemos comprometidos o no.
Tememos tanto a la infidelidad que a veces nos hacemos partícipes y motivadores a que ello ocurra, especialmente en medio de discusiones solemos invitar a nuestras parejas a buscarse a otra por tal o cual motivo “búscate otra que te aguante” igual la encuentra por algún lado, pero seguirá contigo porque desea estar a tu lado.
Los tiempos en pareja son muy bonitos, siempre y cuando no sea empañada por la sombra de las dudas. Cuando hay sinceridad, fidelidad, consideración y mucho respeto, es como buscar una aguja en un pajar pero aseguro que se encuentra, porque existe. Los caminos en pareja a veces son tormentosos, la situación económica entre otros factores están dañando gravemente a matrimonios o parejas de hecho que se destruyen sobre viviendo los buenos, los auténticos, los que saben lo que quieren y valoran lo que tienen.
A ver si dejamos de desojar esa margarita con el tan anticuado me quiere, no me quiere y aprendemos a vivir con tranquilad dejando los suspiros para alegrías en lugar de disgustos. Que el que tenga pareja le empiece a mirar con otros ojos, los del amor y la satisfacción de estar juntos, la vida es corta y lo mejor es vivirla con quien se deba y lo mejor que se pueda.
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