Autora : Doris Sánchez
España tiene una cantidad exorbitante de personas mayores o con discapacidad que están imposibilitados al contacto con el mundo exterior por vivir en edificios sin ascensor. Muchas comunidades de vecinos están intentando echar una mano por lo menos haciendo esfuerzos personales en conjunto para ayudar a esas personas a salir de su encierro involuntario.
Servicios sanitarios y sociales, Cáritas entre otros ya no pueden más, cuentan con un escaso personal para darles asistencia en visitas domiciliarias, ayudar en las labores domésticas y conversar con ellos para intentar de alguna manera transmitirles algo de bienestar dentro de sus precarias condiciones.
Los Ayuntamientos están intentando facilitar fondos a muchos de esos edificios antiguos cuyos vecinos no cuentan con los recursos económicos para instalar ascensores, mientras que hay cientos de mayores que se ven obligados a usar las escaleras provocando cantidad de caídas algunas de ellas mortales, por la gravedad de las lesiones que han sufrido. Cuando envejecemos los huesos pierden fuerza y lo que es siempre para otros, para ellos es casi imposible, los años no pasan en vano.
Andalucía es la comunidad más perjudicada, en la actualidad cuenta con más de un millón de edificios sin ascensores.
Es triste ver que se te escape la vida sin poder disfrutar lo poco o mucho que te quede, considero realmente importante y España debe buscar una salida inmediata a esta situación. Varias veces he visto en la tele diferentes reportajes donde los mayores con lágrimas en los ojos cuentan las calamidades por las que atraviesan, mientras otros han recibido con gran alegría la instalación del ansiado ascensor que por años habían estado esperando.
Anteriormente las casas eran de una planta o de varios pisos, no había la legislación ahora vigente y la instalación de ascensores no era obligatorio, ahora sí que lo es pero los edificios antiguos de alguna manera deben adecuarse a las necesidades de sus habitantes, una comunidad de propietarios no siempre tiene los fondos necesarios para hacer reformas y mucho menos para la compra por propio esfuerzo de un ascensor que conlleva además gastos de instalación. Algunos vecinos no trabajan o simplemente se niegan a aportar dinero porque no tienen la necesidad de un ascensor, por ser jóvenes o sencillamente porque no les apetece ponerse en el lugar de sus vecinos perjudicados y faltos de atención.
Todos en algún momento más tarde o más temprano llegaremos a viejo y ojalá que algo semejante no nos llegue a pasar. Esto es una prioridad que se debe solucionar de inmediato.
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