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lunes, 29 de agosto de 2011

El mendigo sin rostro





Autora   : Doris Sánchez




Quería regalar un cuadro  para la recién estrenada casa de dos personas muy queridas  y la oportunidad no se hizo esperar, encontré una oferta irresistible en una tienda de oportunidades, un enorme cuadro que me gustó por lo que en principio pude apreciar, una niña regalando frutas a un mendigo.  Sin pensarlo dos veces lo compré y traje a mi casa para dar la sorpresa a los que serían sus nuevos  propietarios, sin imaginar que la sorprendida sería yo.


Para causar mayor impresión , lo coloqué justo a la entrada de mi casa en el lugar que había otro cuadro que retiré momentáneamente, cayó la tarde y empecé a sentir la casa pesada, como si hubiese gente extraña en ella, pasaron las horas y el temor se apoderó de mí causándome una sensación  de temor  que en mi vida nunca jamás he sentido.   Casi temblando llamé a una vecina que se presentó en mi casa  y no salía de su asombro al encontrarme esperando por ella en el mismo pasillo exterior a mi piso y escuchar atónita lo que  apresuradamente yo le contaba.  No le dió gran importancia pero accedió a mi petición.




                                El cuadro que logró ponerme la piel de gallina


No me veía capaz de dormir con ese cuadro dentro de mi casa por lo que le solicité acompañarme al garaje a bajar el cuadro  hasta mi coche, con la intención de devolverlo a la tienda al día siguiente.  Lo hicimos y aún así dormí  varias noches con las luces  de la habitación encendidas porque   aún sentía  un miedo extraño dentro de la casa.  Mi vecina me acompaño al siguiente día a la tienda a devolverlo ( estaba a unos 15 minutos fuera de la ciudad) en la que  me lo recibieron  y  devolvieron el dinero sin tener que dar explicaciones, la verdad  es que  tampoco estaba preparada para ello.


Puede un cuadro causar esa sensación??? todo creyente reprende fortalecido por su fe en Dios, yo lo soy pero ante la situación la verdad que lo poco que pensé era que ese mendigo con esa cara sin formas y tan alto, sin ojos ni boca,  no sabía yo en realidad si era tan inofensivo como me pareció al verlo por primera vez.  Me causaba un sensación de  que la puerta principal estaba abierta o que había personas extrañas en la entrada de mi piso justo en el lugar que lo había colocado, que no estaba sola y esa presencia me asustaba, mi corazón latía muy aceleradamente, tenía miedo a lo desconocido.


Puede un cuadro tener propia personalidad, según quién lo haya pintado o el ambiente en el que permaneció antes??? será posible que un cuadro pueda asustar a una mujer tan valiente  como yo, llegando al extremo de abandonar su casa y sacarlo casi de urgencias ante la fuerza que parecía transmitir en mi casa??? sea lo que sea lo devolví sin que lo vieran las personas a quien se lo iba a regalar, me encantan los cuadros tengo muchos y hasta he traído desde  la República Dominicana  mis cuadros de muchos años entre otros que he adquirido en España y es la primera vez que algo parecido me sucede.


Desde ese día me propuse ser cuidadosa con lo que entro a mi casa, hay cosas que no son buenas, que tal vez lleven consigo  un pasado que desconocemos  pero que podemos sentir, ese cuadro causó gran impacto en mi persona, aún lo recuerdo como un mal momento vivido que espero nunca jamás se vuelva a repetir.  Realmente era un mendigo y porqué no se marca su cara dejando libre el pensamiento para que cada persona se imagine lo que quiera???


La foto  la hice del otro lado del cristal de la tienda varios días después  de devolverlo porque  pensé porqué lo le hice una foto ??? se aprecia  algo borrosa pero al menos les permito  tener una idea de a qué me refiero.


 

1 comentario:

  1. Realmente creo que ese tipo de sensaciones nos pasan a muchas personas. En casa de mis abuelos paternos (que descansen en paz) tengo una situación muy similar: me siento como observada, incómoda, nada protegida:
    No sé si es porque es una casa muy antigüa, o por historias de terror que me contaban mis hermanos cuando era pequeña que decían que habían sucedido en esa casa. Por una razón u otra, nuca fue, para mi una casa muy acogedora; por eso te endiendo muy bien con este relato.
    Un beso. Lucía tu amiga

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