Autora : Doris Sánchez
Para los que vivimos en las ciudades y tenemos la dicha de recibir regalos desde las aldeas la verdad que los recibimos con alegría y si uno de ellos viene con premio aún más. Los que tenemos familiares o amigos que nos obsequien parte de los frutos de sus tierras somos afortunados, yo la primera en agradecer todo lo que entra por la puerta de mi casa que aparte de ser de bendición me hace recordar la vida de mis antepasados en las aldeas, en cuyas vacaciones me permitía el contacto con la naturaleza, animales (caballos, cerdos, vacas, gallinas, chivos, ovejos, patos) árboles y cultivos muy variados y sobre todo un inmenso lugar para corrrer y jugar, lo que hace tan felices a los niños.
Estoy siendo constantemente favorecida con este tipo de regalos y la última vez lavando unos huevos de casa, o sea de gallinas criollas o criadas en casa, me encontré con el huevo más hermoso que he visto en mi vida, tiene dibujada en su cáscara una forma muy peculiar y diferente a los demás que tienen por lo general un color uniforme, me ha gustado tanto que lo conservo en un lugar especial a espera de la visita de la persona que me lo ha regalo, sin apenas enterarse, para que disfrute ante el descubrimiento. No tengo ganas de comerlo y menos que se eche a perder, mis amigas ya me están dando consejos de como lograr secarlo y conservarlo, a ver si lo consigo.
Alguien me puede dar más sugerencias para conservarlo sin abrir y sin que se dañe su contenido interior , ??? creo que igual lo consigo abriendo un agujero muy pequeñito con una aguja para echar fuera su contenido, igual lo consigo sin romperlo.
He visto huevos muy grandes o muy pequeños pero ninguno como este con una característica tan peculiar, cual si fuera su propio sello de identidad.
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