Aurora : Doris Sánchez
Estaba allí muy quieto, sentado en una esquina mientras la gente iba y venía a toda prisa, parecía querer esconderse y en sus ojos había una triste mirada, igual su propietario fuera un niño o niña que al pasar no se percató de haberlo perdido, igual estaría llorando en algún punto de la ciudad, un avión o de vuelta a su casa en coche luego de vacacionar en Santiago. Estaba allí tan solo que me detuve a hacerle una foto con la esperanza de devolverle la alegría, pero no me fue posible, miré a todos lados y no logré ver a ningún niño llorando por haber perdido algo, es lo habitual.
De pequeña yo también tuve mis juguetes favoritos, generalmente fueron muñecas a las que cosía lindos vestidos y hacía elegantes peinados, casi siempre perdía sus zapatitos que nunca podía recuperar por ser tan pequeños, alguna la dañé sin querer al intentar darle una buen baño, cosas de niños ingenuos. Pensaba que eran personas como yo, que el baño era necesario para tener una buena salud.
Los mayores en nuestros viajes y paseos solemos extraviar cosas que a veces ni nos afectan si es que nos enteramos, pasamos de ellas adquiriendo nuevos objetos sustitutos pero nos niños no olvidan, aman a un juguete en especial, que convierten en su inseparable compañero, con el si no tienen abrazados a penas pueden dormir. Me gustaría localizar a ese niño y entregarle su peluche con vestido azul, pero no tengo ni idea de dónde poder encontrarle. Mientras tanto el pobrecito seguirá en la intemperie contra las inclemencias del tiempo, o los encargados de la limpieza en el casco antiguo de la ciudad ya le habrán colocado entre la basura y tristemente estará en algún basurero, quise ayudarte pero mis esfuerzos no fueron suficientes.
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